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Estaba realizando mis compras habituales en el supermercado…cuando de repente llegué a la sección de películas. Como todo sujeto asiduo a la cinematografía me di a la tarea de buscar una película que llamara mi atención, a lo que en definitiva no pasó mucho tiempo y encontré el filme ‘La Lucha con la Pantera’. Al leer la sinopsis no dudé ni un segundo en comprarla. Dicho corte cinematográfico estuvo dirigido por Alberto Bojórquez. Las actuaciones principales le pertenecen a: Rocío Brambila, Marissa, Mildred Hernández, Lilia Michel y Enrique Novi. Ahora bien, este drama aborda una complejidad habitual del ser humano. Juventud en despertar, tres niñas y una vida de los años 70’s que requieren de un existencialismo profundo para no decaer en el acontecer existencialista de la antropología sabida de inexperiencia y pubertad. Tres niñas que sin duda; representan las emociones más recónditas del inconsciente para comenzar a vivir una vida llena de goce puberal. Este goce le pertenece a cada una de las adolescentes de distinta manera. A una de ellas se le pudiera denominar —desde un punto de vista psiquiátrico como— sujeto de género femenino con tendencias suicidas. Mismas que la llevan a alcanzar un pasaje al acto lacaniano y cuya vida termina gracias al filo de las tijeras que se incrusta después de haber tenido relaciones sexuales con su profesor de literatura del colegio. La otra con tendencias incestuosas por su hermano, la involucran en el terreno del goce que hasta decide besar a su hermano en la boca (cuya cultura prohíbe el incesto) e incluso la trasladan a querer vivir con él una vida marital sin tapujos ni complejidades. Y la última llena de espejismos sobresalientes de un mar de información en revistas y periódicos del llamado goce masoquista, añora con ser abusada sexualmente tal y como lo ha observado en sus fotonovelas. Actualmente nos parece algo de lo más natural, y más si nos dedicamos al estudio de la mente y los procesos inconscientes. Pero partamos de la cultura mexicana en los años setentas e involucrémonos un poco más allá del devenir sólo inconsciente. Dicho de otra manera; partamos de que en aquellos años la mujer sólo podía pensar en ser ama de casa e involucrarse con la virginidad del espíritu y del cuerpo. Más aún, ¿cómo pensar en que unas adolescentes más niñas que adultas, se pueden involucrar en lo espantoso de la sexualidad humana como una patología; más que como una parte de nuestra esencia de vida? No cabe duda de que el director de este filme trató de plasmar que la represión llevada al extremo trae consigo graves consecuencias de las que ni uno mismo sabe donde se detendrán. En una de las escenas, uno de los reporteros que se encargaba de dar la nota del suicidio de la chica, le pregunta al fotógrafo… ¿qué es lo que realmente sabe alguien lo que quiere el otro? y ¿no será acaso que esta pregunta sea más que nada filosófica-psicoanalítica para darle respuesta a semejante pregunta? Por supuesto que el fotógrafo no pudo decir absolutamente nada ante semejante interrogante. Es por ello que determinaremos de forma objetiva que el deseo del otro es más complejo que un deseo del deseo del otro y plasmar con ello que ante lo sabido de lo no sabido se incluyen situaciones que sobresalen de los procesos mentales del mismo otro en tanto se es otro. Sin duda una invitación a que la vean y hacer una relectura del pasaje al acto y del deseo del otro como temas primordiales de dicho filme. Gracias Bojórquez por pensar en estas interrogantes que van más allá de algo cotidiano y adelantarte a nuestros tiempos. Esto nos adentrará más a la filosofía en términos generales. Imagen de: 4.bp.blogsopt.com.