viernes, 26 de agosto de 2011

Breve Escrito.


Pocas veces escribo algo acerca de un aspecto social. Pero... esto no debe dejarse de lado. Es increíble que la inseguridad, la falta de comunicación adecuada entre los miembros a cargo de nuestra seguridad y la incongruencia entre los dichos y los hechos nos lleve a situaciones desastrosas y aniquiladoras. Ya no más. Estamos hartos de que esto siga así. ¿Qué le pasó a México? ¿Recuerdan el día en que México se enorgullecía por su pacifismo? Definitivamente no queda ya de eso nada. Esto es un llamado a toda la ciudadanía a exigir a los responsables que cumplan con su trabajo; que legislen con base en la ayuda comunitaria y social y no en favor de los mequetrefes que siguen dañando nuestra localidad y a entender que los que perjudican merecen una sanción. No es posible vivir en esta incertidumbre cada día más pesada al borde de una psicosis (si bien nos va) que da miedo y recobra su poder en un pánico ansioso de muerte. Con esto me recuerdo una canción antigua que decía así: "...por favor paren al mundo nos queremos bajar; nuestro mundo es diferente..." y es que no puedo entender en que momento nos auto destruiremos por completo. No creo que falte poco. Nuestro contexto cultural nos lleva a definirnos como un complejo grupo que en definitiva lleva un tinte muy freudiano a saber de las pulsiones mortíferas; por supuesto entendidas como un oponente de vida cuyo "nivel mínimo de excitación, es en cierto modo el eco de la tendencia que empuja al organismo a volver a su origen, a su estado primero de no vida, es decir, a la muerte". Con los acontecimientos del día de ayer en el casino de Monterrey nos estamos acercando al hilo delgado de barbarie y de los procesos mentales más primitivos en los que salen a relucir lo más perverso de nuestro ser para la supervivencia de la especie. Esta pequeña reflexión sirva para determinar que el país deberá enfrentar el monstruo devorador de personas y como ejemplo de ello basta leer un día (cualquiera) el periódico y ver las noticias de cualquier televisora para darnos cuenta de la incapacidad de raciocinio y de formación ética en la que nos involucramos día a día. No le dejemos a nuestros hijos una jungla de bestias salvajes; mejor hagamos algo para que esto cambie...

Imagen: elpaís.com

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es una pena, tienes toda la razon, sin embargo estoy harta deñ ser humano, que no quiere cambiar, que sigue consumiendo drogas, que sigue comprando productos pirata, que les sigue dando cabida a estos infrahumanos.. no exigen, no se cultivan, no se acercan a un ser supremo, no hacen nada, ... somos maoria y no pasa nada... que pena...araceli tello

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