Un poco de educación para el mes de diciembre...
Partiendo de la premisa neo-marxista la cual contribuye a la realización de
un enfoque totalmente idealizado del humanismo y cuyo enfoque rompe las
ataduras de las autoridades e incluso del capitalismo global; nos es preciso
comentar que aún falta mucho camino por recorrer sobre todo en dicha dirección.
Si bien esta orientación pedagógica nos ha dejado un legado introductorio en
los cambios educativos; no dejan de ser faltos de una excelente ramificación en
la pedagogía contemporánea; es decir, que dicha teorización no alcanzó los
estándares educativos y sociales que llevaran al individuo a auto-realizarse
como seres razonables cuyas capacidades físicas y mentales son sus herramientas
principales en lo tocante a una crítica-razón —más allá de lo que se puede
plantear como educación universal—. Es por ello que requerimos de una
fundamentación que no sea sólo teórica sino también práctica emprendiendo de
una forma mucho más completa los niveles educativos partiendo de una educación
multidisciplinaria que se pueda basar en competencias para que éstas a su vez
le ayuden al individuo a adaptarse a su medio ambiente requerido. Con la palabra
competencia no me refiero a ser competitivos entre los alumnos; como por
ejemplo: una competencia de carreras en la que varios participantes se debaten
en un trabajo físico para con ello obtener una presea metálica que le diga que es
el mejor en comparación de sus adversarios; sino que la competencia debe estar
presente para que el sujeto sea competente o capaz de realizar cualquier tarea
que le ayude a vivir de la mejor manera. Creo que esta propuesta se limitó a
una cuestión netamente política-sociológica y dejó de lado todas aquellas
capacidades que la persona pudiera obtener de su mismo autoconocimiento. Si
bien promueve una axiología en la gente; y que sin duda es un aspecto muy
importante para el educación de hoy; no nos deja muy en claro cómo llevarlo a
la práctica en un contexto cultural actual con todos los retos que se viven en
el día a día. Todos los actores de la educación han apostado siempre por el
bienestar intelectual del educando aunque con ello se tenga que sacrificar
muchas veces la prosperidad emocional. Afortunadamente esto está cambiando ya
que se ha observado que el afecto va muy relacionado con el aprendizaje. Por
tanto, debemos apostarle a la educación a partir de aspectos donde la emoción
sea parte también de la razón y se complementen en porcentajes iguales. Para
terminar quisiera que quedara muy en claro que la educación no es un trampolín
político, ni exclusivo de una perspectiva de izquierda como lo trabajó Marx en
su momento ni de una perspectiva de derecha; la educación en toda la extensión
de la palabra incluyendo a sus actores son parte de una formación cultural para
un bienestar tanto individual como social; ya que es a partir de ella donde las
sociedades dejan ver su grandeza o su pequeñez como país en tanto competentes
de una mejor cultura con respecto a las otras.
Imagen: elecodelospasos.net