Muy probablemente ya conocerá lo que significa (o no significa) la palabra (o no palabra) Ornicar... sí, así es, el de la revista de corte lacaniano. Si esto no es correcto le propongo de cualquier forma la lectura del siguiente artículo tomado de la publicación periódica del Champ Freudien Ornicar? Espero lo disfrute.
ORNICAR? EN CUESTIÓN (ES)
Ornicar?: hoy lo tiene usted ante sus ojos, traducido a su lengua. ¿Por qué? En apariencia, para satisfacer la demanda de lectores españoles o latinoamericanos. ¿Qué demanda? Una demanda de respuesta a ciertas preguntas. ¿Cuáles? Varias, pero todas giran en torno a ésta: ¿de qué modo entiende a Lacan esta gente de Ornicar? que, psicoanalistas o no, lo enseñan también en el Departamento de Psicoanálisis de la Universidad de París VIII?
Recorra usted este volumen: en él hallará respuestas. Demasiadas, para nuestro gusto, si en él busca usted con qué constituir una ortodoxia dogmática. Y respuestas demasiado abigarradas, intempestivas, si considera usted que el psicoanálisis es un cuerpo doctrinal cerrado que no tiene nada que ver con la lógica, la lingüística, la topología, la historia, la literatura; si, para usted, el campo freudiano no es más que una pequeña parcela dedicada a la monocultura. Pero, ¿es que acaso se trata de respuestas? Lea, y verá que ellas por lo general se esfuerzan en tratar de plantear las verdaderas preguntas. Afortunadamente. Porque si se limitara a dar respuestas, Ornicar? no tendría hoy seis años (edad canónica para una revista en nuestros tiempos), ni estaría por su número 24 ni tiraría 5.000 ejemplares. La mayor parte de las publicaciones periódicas utilizan un truco muy sencillo para mantener atraídos a sus lectores: en la últimas páginas les proponen unos enigmas cuya clave siempre está en el próximo número. Palabras cruzadas, por ejemplo: frente a un encasillado vacío, una lista de definiciones formuladas de tal modo que a cada una le pueden corresponder varias palabras. A usted le tocará encontrar, para cada definición, una palabra, la buena palabra, es decir, la única cuyas letras se llevarán bien con las de las otras palabras del crucigrama.
En nuestra publicación periódica rige el mismo principio, con la salvedad de que todo está invertido. Ya en las primeras páginas usted encuentra, con el Seminario de Lacan, el enigma del mes. Y el crucigrama aparece ya completamente rellenado, pero sin las definiciones. Porque, incluso cuando toca puntos teóricos fundamentales, el Seminario siempre es un poco eso: palabras ya cruzadas. Y hasta tan bien cruzadas que sus letras se combinan y producen retoños, híbridos, mutantes. Pruebe entonces a encontrarles, no sentido (tienen demasiado), sino un sentido, el buen sentido. No lo conseguirá. Por más que busque en ese número o en el siguiente, no encontrará la respuesta. Lo cual le pondrá furioso, desde luego, si es usted alguien que no bromea con la lengua y que, cuando consiente en jugar con ella, no olvida su ortografía ni su gramática ni su diccionario. En resumen: si es usted una persona de buen sentido.
Pero usted no es una persona de buen sentido. La prueba está en que acaba de comprar la "publicación periódica del champ freudien", sin dejarse detener-al contrario, atraído, provocado inclusive- por ese primer enigma constituido por su nombre, caligrafiado sobre la tapa: Ornicar?
Ornicar? con un " ? ", y no simplemente Ornicar, que ya es bastante para crearle problemas hasta a un francés. Uno se preguntará: ¿a qué diccionario de qué lengua fueron a buscar este "Ornicar" para bautizar con él un conjunto de textos que en resumidas cuentas son bien franceses? Y cada lector sentirá la atención de interpretar el ? que adorna este "Ornicar", convertido en nombre propio, como la notación anticipada de su propia interrogación sobre el sentido de este significante, perteneciente a un código desconocido. Pero usted, que hace preceder toda frase interrogativa por un ? invertido, no puede entenderlo así. Porque entonces Ornicar?, al pasar del francés al castellano, se escribiría ¿Ornicar? Doble enigma, o enigma en abismo cuya clave está al alcance, no obstante, del primer colegial rancés que aparezca. En nuestra lengua hay siete conjunciones de coordinación, et, or, donc, ni ou, mais, car. Gracias a estas partículas, en sí mismas desprovistas de sentido, las frases o partes del discurso entran en relación y cobran sentido. Es buena saberse la lista de memoria. Y, para aprenderla, existe un recurso mnemotécnico muy simple que consiste en colocarlas en orden siguiente: mais, ou, donc, et, or, ni, car. Si pronuncia usted estas serie de significantes, cada uno de los cuales en sí mismo está desprovisto de sentido, obtendrá, por homofonía, una oración interrogativa dotada de sentido, que en francés se transcribe así: "Mais où donc est Ornicar?". O sea, en castellano: "¿Pero dónde entonces está Ornicar?
¿Dónde está, entonces, "Ornicar"? Búsquenlo, no lo encontrará en ningún diccionario. Porque no es una palabra de la lengua. Muy por el contrario, es un producción de aquello que los gramáticos, empeñosos cazadores de equívocos y homonimias, excluyen de la lengua para poder constituirla y mantenerla como objeto de ciencia. En otros términos, es una invención de eso que Lacan llama "lalengua", que charla bajo las palabras de la lengua y que, como usted ve, es tan poco rencorosa que vuelva en auxilio de los escolares para ayudarlos a retener las reglas de la lengua, que sin embargo la reprime.
"Ornicar" está en lalengua, en ninguna otra parte. Y sólo tiene que ser como una apódosis de una prótasis interrogativa. Suprima esta última y "Ornicar" se desvanece: sus tres sílabas se sueltan y vuelven a ser lo que eran, or, ni, car, tres palabritas de la lengua. Así, el ? forma parte integrante del ser de "Ornicar?", y su única propiedad observable es la de construir una pregunta en lalengua. Se convierte de este modo, y a su pesar, en el paradigma y al mismo tiempo el significante del objeto siempre buscado y nunca encontrado, por originariamente perdido: aquel que soporta su fantasma, lector, y causa de su deseo. Esta es la razón de que usted haya comprado la "publicación periódica del champ freudien" sin sospechar que su nombre mismo, metonimia de su contenido, era todo un programa muy lacaniano. También por eso, si el objeto que tiene usted ante los ojos viviera a satisfacer, con respuestas, su demanda, dejaría de causar su deseo. Y sería una lástima, para usted y para nosotros.
Fuente: Ornicar? Publicación periódica del Champ Freudien. El saber del psicoanálisis. Responsables de la edición castellana: Francisco Hugo Freda, Jacques Alain Miller y Diana Rabinovich. Págs. 5 - 8.