En una discusión muy interesante con uno de los miembros del círculo de lectura de los lunes sobre el tema de la hipnosis y su eficacia en la cura de los hipnotizados, me veo en la necesidad de fundamentar todo lo contrario con respecto a este tema cuyo principal precursor es S. Freud. Muchas personas dedicadas a la clínica, han tratado de establecer por todos los medios posibles que la ‘hipnosis’ es un método terapéutico importante para la cura de los trastornos mentales de algunos pacientes. Incluso, actualmente, existen dos formas vinculadas al tratamiento por hipnosis llamadas: a) hipnoterapia y b) hipnoanálisis. La primera se encarga de “alcanzar el método catártico en estado de semiconciencia para provocar en ella un rebote de representaciones con fuerte carga afectiva para sugestionar al paciente contra el síntoma que se propone suprimir” (Galimberti, 2006) y la segunda es un “intento de fusionar la hipnosis con el psicoanálisis para dar tratamiento a las neurosis” (Idem); sin embargo, esto no es posible, ya que dicha forma tendría que retractarse de lo que profesa; puesto que si alguna de las disciplinas que se separan totalmente de la hipnosis, es precisamente, el análisis mismo. Además, gracias a la gran contribución teórica y práctica de los autores más reconocidos en los ambientes de la salud mental (Freud, Lacan, etc.), han demostrado que ésta se rige por cuestiones que dependen en un gran porcentaje de la sugestión que el hipnotizador realiza sobre el paciente y el hipnotizado no tiene la capacidad de hacer insight por sí mismo que lo lleve a reelaborar su síntoma para plantearse su respectiva cura. Esto ha traído como consecuencia una pregunta que sin duda es importante: ¿los individuos que no son susceptibles de ser sugestionados tendrán que conformarse con seguir en los ambientes de su enfermedad? Desde mi punto de vista esto no es así. Ahora bien, con respecto a ello es trascendental resaltar que la hipnosis es un método antiguo ya que si en algún momento permitió a algunos pacientes recuperarse de su trastorno, actualmente sabemos que esto no es así y mucho menos cuando se vive en un medio social en donde la crítica constructiva se ha vuelto el tema principal para su sobrevivencia. Por esta razón, es indispensable que fundamente lo antes descrito. El título del presente artículo es tomado de las obras completas de Sigmund Freud en su tomo VII de Amorrortu Editories en el año de 1905. ‘Per Via di Porre, Per Via di Levare’ es una oración que Leonardo da Vinci da a las artes para poder entenderlas reseñándose en lo que corresponde tanto a la pintura como a la escultura. En este texto se nos propone ciertamente que la práctica hipnótica y la psicoanalítica son totalmente excluyentes. Para ello tomaré en cuenta la redacción que nos propone S. Freud en su artículo ‘Sobre psicoterapia’ presentado en dicho tomo y que nos explica con claridad esta acumulación de teorizaciones. Cito a Freud: “La pintura, dice Leonardo, trabaja ‘per via di porre’; en efecto, sobre la tela en blanco deposita acumulaciones de colores donde antes no estaban; en cambio, la escultura procede ‘per via di levare’, pues quita de la piedra todo lo que recubre las formas de la estatua contenida en ella. De manera en un todo semejante, la técnica sugestiva busca operar ‘per via di porre’; no hace caso del origen, de la fuerza y la significación de los síntomas patológicos, sino que deposita algo, la sugestión, que, según se espera, será suficientemente poderosa para impedir la exteriorización de la idea patógena. La terapia analítica, en cambio, no quiere agregar ni introducir nada nuevo, sino restar, retirar, y con ese fin se preocupa por la génesis de los síntomas patológicos y la trama psíquica de la idea patógena, cuya eliminación se propone como meta. Por este camino de investigación, ha hecho avanzar muy considerablemente nuestros conocimientos. Si abandoné tan pronto la técnica sugestiva y, con ella, la hipnosis, es porque dudaba de poder hacer una sugestión tan fuerte y resistente como se requería para una curación duradera. En todos los casos graves, vi cómo la sugestión introducida volvía a desmoronarse, y entonces reaparecían la enfermedad misma o un sustituto de ella. Además, reprocho a esta técnica que nos impide penetrar en el juego de las fuerzas psíquicas”. Por ello es que esta técnica sugestiva de la hipnosis trabaja en torno a lo que el hipnotizador le aclara sin tomar en cuenta lo que el hipnotizado realiza. El psicoanálisis entonces planea entrar en los procesos inconscientes de sus pacientes por medio de las formaciones del mismo como son: el sueño, el chiste, los actos fallidos, etc., formaciones que sin duda se retoman en el análisis gracias a la asociación libre que permite hablar al ser-hablante como diría Lacan. Cabe destacar entonces que existen fanfarrones que se creen hipnotizadores y que al momento hipnotizan a cualquier persona, sin duda, personas que se prestan para ello como cómplices para obtener un delicioso y jugoso éxito económico. Por tanto, la hipnosis hablando desde un punto de vista más objetivo es totalmente distinto a lo que vemos en lo coloquial.
sábado, 27 de junio de 2009
jueves, 11 de junio de 2009
‘La Psicosis’. Una teorización comparativa entre S. Freud y J. Lacan.
Escribo estas líneas a petición de algunos compañeros del círculo de lectura; además con este artículo, pretendo coadyuvar la teoría psicoanalítica para todos aquellos que no se encuentran tan familiarizados con los conceptos básicos del psicoanálisis.
“El término psicosis lo introdujo E. Von Feuchtersleben en el año de 1845, con el significado general de ‘enfermedad mental’ o ‘locura’; también es un término psiquiátrico adoptado por el psicoanálisis, para indicar condiciones patológicas cuyas características permiten distinguir las psicosis de las neurosis y de las psicopatías” (Galimberti, 2006). Incluso, actualmente, la filosofía sigue utilizando el término locura precisamente como sinónimo de la psicosis, palabra adoptada por las áreas de la salud mental. Con el paso de los años este tema ha dado sin duda mucho de que hablar, muestra de ello lo observamos tangiblemente, ya que grandes personajes de la historia como: Freud, Kraepelin, Bleuler, Lacan, Foucault, Jung, Rotterdam, Klein, etc., la han tratado de explicar a su manera. Ahora bien, los síntomas más relevantes de dicho trastorno mental son: las alucinaciones y los delirios; síntomas que se distinguen de las demás enfermedades que tiene que ver con las cuestiones intangibles. ¿De que depende que un sujeto sea candidato para ingresar en un terreno tan boscoso llamado psicosis? Sin duda que nos enfrentamos a grandes y graves problemas a la vez, ya que si un individuo se tornara psicótico, se lo debería en gran parte a un proceso totalmente bio-psico-social. Por esta razón, el tratamiento de estas personas se muestra muy complicado. De ahí la importancia de un abordaje teórico psicoanalítico que permita a los clínicos encontrar los respectivos procesos inconscientes de los sujetos y determinar con ello un mejor tratamiento que consienta a la persona psicótica integrarse y reinsertarse a la sociedad. Comencemos con la teorización freudiana haciendo un recorrido histórico sobre terminología básica, destacando así que los inicios de la ‘psicosis’ están en relación con un término llamado ‘paranoia’. Sin olvidar que posteriormente nos encontraremos con la teoría lacaniana.
Sigmund Freud
El manuscrito “H” de la correspondencia entre S. Freud y Fliess en el año de 1895 nos exponen con gran interés que la paranoia es una forma de psiconeurosis cuyo mecanismo de defensa es la proyección; cito a Freud: “…la paranoia crónica en su forma clásica es un modo patológico de la defensa…” y en otro lugar escribe: “…la paranoia tiene, por tanto, el propósito de defenderse de una representación inconciliable para el yo proyectando al mundo exterior…”. A partir de 1908 se da una serie de intercambio espistolar entre Jung y Ferenczi donde se fundamenta que la paranoia pudiera establecerse como una forma de defenderse contra las tendencias homosexuales. Teorías que con el paso del tiempo Freud defenderá de manera concluyente. Precisamente a partir de la lectura de las memorias del Dr. Schreber en 1911 se establece que dicho trastorno es sin duda una forma de defensa ante una cuestión homosexual. Como gran investigador que era nuestro autor no sólo se conformó con la lectura y su teorización hasta ese momento, sino que quiso ahondar con casos clínicos su fundamentación; por ello en el año de 1915 se le presenta la oportunidad de analizar a una chica conocida de un amigo de él. Dicha mujer se creía perseguida por algunos hombres, aunque en realidad y con la información aportada en la segunda entrevista, Freud se da cuenta de que la mujer es perseguida por su propia madre; evento que entonces confirma la teoría. En 1924 Freud redacta dos artículos que son de relevancia en lo tocante a las psicosis y a su estudio. En ellos se instaura una conceptualización de mayor peso para el entendimiento de las mismas, ya que separa la neurosis de las psicosis y propone lo siguiente: “…la neurosis es el resultado de un conflicto entre el yo (razón) y su ello (pasión), en tanto que la psicosis es el desenlace análogo de una similar perturbación en los vínculos entre el yo y el mundo exterior”. Ahora bien, cabe destacar que en la psicosis se crea entonces una nueva realidad que parece menos angustiosa para el sujeto después de haber pasado por esa perturbación o frustración diría Freud que se involucra para el acceso a la estructuración psicótica. De ahí que la psicosis se desprenda gracias a una frustración del individuo y para ello propongo la siguiente fórmula:
Ps = C (y – e) + Ff
De donde:
Ps — Psicosis.
C — Conflicto.
(y - e) — Inclusión de los dos vínculos para el conflicto que son: el ‘yo’ y el ‘mundo exterior’; el guión no es un signo matemático de menos sino un guión de seguimiento.
C — Conflicto.
(y - e) — Inclusión de los dos vínculos para el conflicto que son: el ‘yo’ y el ‘mundo exterior’; el guión no es un signo matemático de menos sino un guión de seguimiento.
F — Frustración.
f — Freud.
+ — Signo matemático de más.
f — Freud.
+ — Signo matemático de más.
Por tanto, la anterior fórmula nos clarifica la unión de dos conjuntos e indispensables para el acceso psicótico desde el punto de vista freudiano. De tal suerte que no puede existir conflicto sin la frustración puesto que es a partir de la frustración en donde se revela ese conflicto que desprenderá la psicosis propiamente dicha. Cabe destacar que los paréntesis no significan una multiplicación matemática sino un puro simbolismo de inclusión. Ahora bien, si la anterior fórmula la convertimos en una cuestión matemática, ésta quedaría de la siguiente forma:
Ps = [y,e c Co] Є Ff
Jacques Lacan
Transcurría el año de 1932 cuando un tal Jacques Lacan se familiarizaba con las cuestiones paranoicas, cuyo caso clínico (caso Aimée) aportó una nosología que en su tiempo se gestó con relevancia; el cual tenía que ver con la paranoia de ‘autocastigo’. Pero como toda persona dedicada a la clínica y cuya experiencia faltaba mucho por gestionarse, tuvo que acceder a la realización de nuevos conceptos que le permitieron describir con mayor precisión su teorización con respecto a dicho trastorno. Por tal motivo, partamos del seminario III llamado ‘Las Psicosis’ y cuya fundamentación se remonta al año de 1955-6. Seminario que sin duda ha dado grandes aportaciones al tema. Aunque para el año de 1974-5 se comenta que las cuestiones psicóticas dependerán de una ruptura borromeica entre los aros de la subjetividad (real, simbólico e imaginario). El libro llamado psicosis, perversión, neurosis de Philipe Julien en el 2002 muestra con claridad una lectura lacaniana para la unión de los registros. Cito a Julien: “es el caso del ‘nudo borromeo’: no el ordinal, sino el número cardinal, 3 igual a 1. Lacan se refiere a ella: “El interés de unir de este nudo lo simbólico, lo imaginario y lo real en el nudo borromeo es lo que resulta de ello, y no sólo resulta sino debe resultar, vale decir que si el caso es bueno, basta cortar uno, cualquiera de los anillos del cordel para que los otros dos queden libres uno de otro”. Pero agregaba: “En otras palabras, si el caso es bueno, cuando les falta uno de esos anillos de cordel, ustedes tienen que volverse locos. Y en esto cosiste el buen caso, a saber, que si hay algo normal, es que, cuando una de las dimensiones se les va pique por una razón cualquiera, ustedes deben volverse locos”. El esquema del nudo borromeo se encuentra en la parte más inferior de este blog para una mejor comprensión.
Donde:
R = real
S = simbólico
I = imaginario
S = simbólico
I = imaginario
¿Cómo surge la psicosis a partir de la teoría lacaniana? Simplemente con la ruptura de cada uno de los redondeles anudados borromeicamente. De ahí que proponga una segunda fórmula:
Ps = NB [R de (3 = 1)]
De donde:
Ps — Psicosis.
NB — Nudo Borromeo.
NB — Nudo Borromeo.
R - Ruptura de redondeles.
(3 = 1) — Inclusión de los tres redondeles unidos y reducidos a un solo nudo.
(3 = 1) — Inclusión de los tres redondeles unidos y reducidos a un solo nudo.
La fórmula anterior establecería que la psicosis se da a partir de la ruptura de los tres redondeles en donde bastaría que se cortara uno de ellos, para que los otros dos se desprendan. Cabe destacar que los paréntesis no significan una multiplicación matemática sino un puro simbolismo de inclusión. Ahora bien, si la anterior fórmula la convertimos en una cuestión matemática, quedaría de la siguiente manera:
Ps = NB Є [R de (3=1)]
Para concluir representaré en un esquema la comparación entre teorías sobre la psicosis, recordándoles que dicha representaciones se complementan y no son excluyentes una de la otra.
Sigmund Freud
- Conflicto: ‘Yo’ Vs ‘Mundo Exterior.
- Frustración.
- Fórmula: Ps = C (y – e) + Ff
- Fórmula matemática: Ps = [y,e c Co] Є Ff
Jacques Lacan
- Ruptura de los redondeles.
- Registros: real, simbólico e imaginario.
- Fórmula: Ps = NB [R de (3 = 1)]
- Fórmula matemática: Ps = NB Є [R de (3=1)]
- Ruptura de los redondeles.
- Registros: real, simbólico e imaginario.
- Fórmula: Ps = NB [R de (3 = 1)]
- Fórmula matemática: Ps = NB Є [R de (3=1)]
miércoles, 10 de junio de 2009
Breve análisis de cinco ideas principales del libro: “Enfermedad Mental y Personalidad” escrito por Michel Foucault.
Para los que leyeron el análisis de estas ideas con anterioridad, les comento que me vi en la necesidad de realizar muchos cambios. Espero les guste el nuevo artículo. Cabe destacar que el otro lo tuve que suprimir por completo.
Primera: “La psicosis, perturbaciones de la personalidad global”.
En primer lugar desglosaremos esta oración en dos partes con la intención de encontrar un definición lo más acertada y objetiva posible. Cuando se habla de psicosis nos estamos refiriendo a: “un grupo de trastornos psicológicos graves, que comprenden la esquizofrenia, que se caracterizan por delirios y alucinaciones” (Barlow, 2001). Ahora bien, las perturbaciones de la personalidad global suelen tener distintas acepciones si nos avocamos a una base psiquiátrica en donde la normalidad se definiría como lo que realiza la mayoría y la anormalidad se facultaría para lo que se sale de la norma. Recordemos que si bien, las psicosis son una perturbación para la psiquiatría, los analistas como Freud y Lacan han establecido conocimiento más propicio en lo tocante a las psicosis como una forma de gozar para dar acceso a una estructura sin simbolización. De ahí que las perturbaciones dependen totalmente de la anormalidad como un estado fuera de lo natural pero que es a la vez completamente individual.
Segunda: “El paranoico se caracteriza sobre todo por los mecanismos de proyección, introyección y es delirante, perseguido y perseguidor…”.
La psicología como ciencia de la conducta y del proceso mental está totalmente relacionada con el acontecer del ser humano. Por tanto, ¿la paranoia es una enfermedad destinada al fatalismo? Grandes autores de la psiquiatría como Kraepelin, Bleuler, entre otros; han tratado de clasificar y tratar esto a lo que se le llama paranoia. Recordemos que incluso S. Freud con su teorización del caso Schreber en 1911 y J. Lacan con su propuesta inicial del caso Aimée en 1932 (propuesta que él mismo corregirá en su seminario III ‘Las Psicosis’ gracias a la aportación de los tres registros de la subjetividad como son: el real, simbólico e imaginario) han abordado distintas acepciones que van más allá de unos conceptos como solo proyectivos-introyectivos y delirantes. Freud propone a la paranoia como una forma de defenderse de las tendencias homosexuales y J. Lacan como una forma de autocastigo. Si bien nos encontramos ante una enfermedad mental que creemos causa daño tanto a nivel individual como social, esto no quiere decir que nos enfrentemos ante una patología devastadora ni satánica y mucho menos a un estado fatalista. Si bien nos encontramos ante un aspecto bio-psico-social nos deja claro que el tratamiento apuntaría a algo mucho más multidisciplinario que individualizado.
Tercera: “Finalmente, la enfermedad puede atacar al hombre en la esfera individual en la que se desarrolla la experiencia de su propio cuerpo”.
Es importante señalar que la angustia desborda una sintomatología clásica para con el cuerpo del sujeto. Todo lo que se refiere a la historia del hombre va en relación con la angustia y con la enfermedad. Por ello, a la angustia se le ha visto como patológica, pero esto en realidad no es así, ya que ésta realiza una función estabilizadora; e incluso se ha determinado que ésta en bajas proporciones suele ser motivadora para la realización de eventos importantes que pueden llevar al sujeto al éxito.
Cuarta: “El enfermo acepta reconocer esta oposición al mundo real, o más bien la irreductible yuxtaposición de éstos dos mundos reales…”.
La enfermedad propiamente dicha es sin duda lo que la psiquiatría observa como síntomas positivos; es decir, alucinaciones y delirios para los trastornos esquizofrénicos. El sujeto en este sentido al inmiscuirse en esos síntomas, se tiene que enfrentar a lo que el autor llama los dos mundos, desde mi punto de vista el irreal por una parte y el real por otra. El primero de éstos va en relación con la alucinación en sí, es decir, se tiene que adaptar a un mundo nuevo y anormal incluso desde su delirio como ese agujero sin llenar para dar acceso al registro de lo simbólico desde una perspectiva lacaniana. El segundo por su parte, es el del mundo simbolizado capaz de incluir metáforas y metonimias que le permiten al sujeto ser un ser-hablante. Los sujetos entonces se crean esa nueva realidad para tratar de introducirse a un mundo por demás complicado para inscribirse en un intento de reconstrucción con el mundo desde una teorización freudiana.
Quinta: “Existe un tipo de condición fundamental en lo que respecta a la psicología del conflicto, la cual dice que éstos son sociales e históricos”.
En realidad el autor establece una especie de fundamento o base estructural en lo que se refiere a los conflictos psicológicos. Es bueno que analicemos como es que se presentan estos conflictos en los seres humanos. Muchas veces los sujetos que están en conflicto consigo mismos se lo deben en gran parte a su historia y a su experiencia, pero en otra gran parte, a la forma de su interacción social. Socialmente nos han enseñado que hagamos tales o cuales cosas, sin poder cuestionar ni una de esas cosas con las cuales nos involucramos, es decir, los individuos estamos pensando más en que dirán los demás y no alcanzamos a visualizar que lo más importante es el sujeto en sí, como ser-hablante. De ahí que podemos establecer lo siguiente: un individuo es individuo en tanto se conoce a sí mismo como lo establecería el filósofo Sócrates hace ya miles de años.
En primer lugar desglosaremos esta oración en dos partes con la intención de encontrar un definición lo más acertada y objetiva posible. Cuando se habla de psicosis nos estamos refiriendo a: “un grupo de trastornos psicológicos graves, que comprenden la esquizofrenia, que se caracterizan por delirios y alucinaciones” (Barlow, 2001). Ahora bien, las perturbaciones de la personalidad global suelen tener distintas acepciones si nos avocamos a una base psiquiátrica en donde la normalidad se definiría como lo que realiza la mayoría y la anormalidad se facultaría para lo que se sale de la norma. Recordemos que si bien, las psicosis son una perturbación para la psiquiatría, los analistas como Freud y Lacan han establecido conocimiento más propicio en lo tocante a las psicosis como una forma de gozar para dar acceso a una estructura sin simbolización. De ahí que las perturbaciones dependen totalmente de la anormalidad como un estado fuera de lo natural pero que es a la vez completamente individual.
Segunda: “El paranoico se caracteriza sobre todo por los mecanismos de proyección, introyección y es delirante, perseguido y perseguidor…”.
La psicología como ciencia de la conducta y del proceso mental está totalmente relacionada con el acontecer del ser humano. Por tanto, ¿la paranoia es una enfermedad destinada al fatalismo? Grandes autores de la psiquiatría como Kraepelin, Bleuler, entre otros; han tratado de clasificar y tratar esto a lo que se le llama paranoia. Recordemos que incluso S. Freud con su teorización del caso Schreber en 1911 y J. Lacan con su propuesta inicial del caso Aimée en 1932 (propuesta que él mismo corregirá en su seminario III ‘Las Psicosis’ gracias a la aportación de los tres registros de la subjetividad como son: el real, simbólico e imaginario) han abordado distintas acepciones que van más allá de unos conceptos como solo proyectivos-introyectivos y delirantes. Freud propone a la paranoia como una forma de defenderse de las tendencias homosexuales y J. Lacan como una forma de autocastigo. Si bien nos encontramos ante una enfermedad mental que creemos causa daño tanto a nivel individual como social, esto no quiere decir que nos enfrentemos ante una patología devastadora ni satánica y mucho menos a un estado fatalista. Si bien nos encontramos ante un aspecto bio-psico-social nos deja claro que el tratamiento apuntaría a algo mucho más multidisciplinario que individualizado.
Tercera: “Finalmente, la enfermedad puede atacar al hombre en la esfera individual en la que se desarrolla la experiencia de su propio cuerpo”.
Es importante señalar que la angustia desborda una sintomatología clásica para con el cuerpo del sujeto. Todo lo que se refiere a la historia del hombre va en relación con la angustia y con la enfermedad. Por ello, a la angustia se le ha visto como patológica, pero esto en realidad no es así, ya que ésta realiza una función estabilizadora; e incluso se ha determinado que ésta en bajas proporciones suele ser motivadora para la realización de eventos importantes que pueden llevar al sujeto al éxito.
Cuarta: “El enfermo acepta reconocer esta oposición al mundo real, o más bien la irreductible yuxtaposición de éstos dos mundos reales…”.
La enfermedad propiamente dicha es sin duda lo que la psiquiatría observa como síntomas positivos; es decir, alucinaciones y delirios para los trastornos esquizofrénicos. El sujeto en este sentido al inmiscuirse en esos síntomas, se tiene que enfrentar a lo que el autor llama los dos mundos, desde mi punto de vista el irreal por una parte y el real por otra. El primero de éstos va en relación con la alucinación en sí, es decir, se tiene que adaptar a un mundo nuevo y anormal incluso desde su delirio como ese agujero sin llenar para dar acceso al registro de lo simbólico desde una perspectiva lacaniana. El segundo por su parte, es el del mundo simbolizado capaz de incluir metáforas y metonimias que le permiten al sujeto ser un ser-hablante. Los sujetos entonces se crean esa nueva realidad para tratar de introducirse a un mundo por demás complicado para inscribirse en un intento de reconstrucción con el mundo desde una teorización freudiana.
Quinta: “Existe un tipo de condición fundamental en lo que respecta a la psicología del conflicto, la cual dice que éstos son sociales e históricos”.
En realidad el autor establece una especie de fundamento o base estructural en lo que se refiere a los conflictos psicológicos. Es bueno que analicemos como es que se presentan estos conflictos en los seres humanos. Muchas veces los sujetos que están en conflicto consigo mismos se lo deben en gran parte a su historia y a su experiencia, pero en otra gran parte, a la forma de su interacción social. Socialmente nos han enseñado que hagamos tales o cuales cosas, sin poder cuestionar ni una de esas cosas con las cuales nos involucramos, es decir, los individuos estamos pensando más en que dirán los demás y no alcanzamos a visualizar que lo más importante es el sujeto en sí, como ser-hablante. De ahí que podemos establecer lo siguiente: un individuo es individuo en tanto se conoce a sí mismo como lo establecería el filósofo Sócrates hace ya miles de años.
martes, 9 de junio de 2009
"La Psicología Abaratada".
Para poder inmiscuirnos en los terrenos psicológicos de los individuos como entes únicos e irrepetibles, necesariamente se debe tener acceso al conocimiento conceptual de la palabra psicología. Ahora bien, ¿cómo se le puede definir conceptualmente? Tomaremos en cuenta el concepto que nos propone la autora de un libro de introducción a la psicología llamada Linda Davidoff alrededor de los años 80’s (para ser exacto en el año de 1989) cuya definición de psicología es: “la ciencia que estudia la conducta y los procesos mentales en todos los animales”. Desde mi punto de vista creo que es tanto acertado como comprensible. Por tal motivo doy a conocer este concepto a todas aquellas personas que se dicen saber de psicología y que incluso creen llevar una práctica clínica sin conocer si quiera una definición adecuada y específica de esta área del conocimiento.
Actualmente los individuos se han inmiscuido en una supuesta e imaginaria relación psicólogo-paciente; donde el(la) locutor(a) (de cualquier tipo de medio de comunicación) funge imaginariamente como un psicólogo y el paciente funge como un individuo en el que no habrá más que pagar que una simple llamada telefónica. ¿No será esto una forma de abaratar a la psicología? En mi experiencia muchos de estos seudo-profesionales de la comunicación en lo tocante a la práctica psicológica no saben con exactitud a que se refiere esto. Yo me preguntaría si estos sujetos han estado en alguna entrevista clínica con algún paciente psicótico en el momento de su brote, o con algún criminal en su fase depresiva, o con alguna niña que sufre del síndrome de Rett como nos lo muestra la nosología psiquiátrica-psicológica. ¿Acaso sabrán a que se refiere la palabra nosología e incluso si existe o no el síndrome de Rett? Creo que para poder abordar temas con referencia a las problemáticas de los sujetos, se deberá estar preparado para ello. Si bien, los pacientes llaman por teléfono a algunos individuos de los centros de atención psicológica para un apoyo emocional, éstos que se encuentran detrás del mismo, están totalmente capacitados para dar contención psicológica a aquellos individuos que lo requieren.
Durante la década de los 50’s Jacques Lacan hace referencia a lo que Hegel llamó “la dialéctica del amo y el esclavo en su obra la Fenomenología del Espíritu”. Esta dialéctica es sin duda que el deseo humano es total y absoluto para un deseo de reconocimiento y autoridad sobre otro. “Para lograr el reconocimiento, el sujeto debe imponer a otro la idea que él tiene de sí mismo (Evans, 1998)”. Por ello, una hipótesis a comprobar desde mi punto de vista es que: los locutores que fungen como seudo-psicólogos o incluso como seudo-psicoanalistas pretenden inscribirse en terrenos de una dialéctica hegeliana donde a partir de ello, se demuestre un poder sobre el otro, ese poder de conocimiento y re-conocimiento para que se albergue aún más un rating competitivo hacia con los demás medios de comunicación. Por tal motivo, es importante señalar que estos sujetos antes de promover una dialéctica hegeliana, deberán de indicarles a los ser-hablantes de las problemáticas, que acudan con los especialistas de la salud mental para que éstos a su vez encuentren una cuestión discursiva del analista.
Actualmente los individuos se han inmiscuido en una supuesta e imaginaria relación psicólogo-paciente; donde el(la) locutor(a) (de cualquier tipo de medio de comunicación) funge imaginariamente como un psicólogo y el paciente funge como un individuo en el que no habrá más que pagar que una simple llamada telefónica. ¿No será esto una forma de abaratar a la psicología? En mi experiencia muchos de estos seudo-profesionales de la comunicación en lo tocante a la práctica psicológica no saben con exactitud a que se refiere esto. Yo me preguntaría si estos sujetos han estado en alguna entrevista clínica con algún paciente psicótico en el momento de su brote, o con algún criminal en su fase depresiva, o con alguna niña que sufre del síndrome de Rett como nos lo muestra la nosología psiquiátrica-psicológica. ¿Acaso sabrán a que se refiere la palabra nosología e incluso si existe o no el síndrome de Rett? Creo que para poder abordar temas con referencia a las problemáticas de los sujetos, se deberá estar preparado para ello. Si bien, los pacientes llaman por teléfono a algunos individuos de los centros de atención psicológica para un apoyo emocional, éstos que se encuentran detrás del mismo, están totalmente capacitados para dar contención psicológica a aquellos individuos que lo requieren.
Durante la década de los 50’s Jacques Lacan hace referencia a lo que Hegel llamó “la dialéctica del amo y el esclavo en su obra la Fenomenología del Espíritu”. Esta dialéctica es sin duda que el deseo humano es total y absoluto para un deseo de reconocimiento y autoridad sobre otro. “Para lograr el reconocimiento, el sujeto debe imponer a otro la idea que él tiene de sí mismo (Evans, 1998)”. Por ello, una hipótesis a comprobar desde mi punto de vista es que: los locutores que fungen como seudo-psicólogos o incluso como seudo-psicoanalistas pretenden inscribirse en terrenos de una dialéctica hegeliana donde a partir de ello, se demuestre un poder sobre el otro, ese poder de conocimiento y re-conocimiento para que se albergue aún más un rating competitivo hacia con los demás medios de comunicación. Por tal motivo, es importante señalar que estos sujetos antes de promover una dialéctica hegeliana, deberán de indicarles a los ser-hablantes de las problemáticas, que acudan con los especialistas de la salud mental para que éstos a su vez encuentren una cuestión discursiva del analista.