Una de las mejores actuaciones de Arturo de Córdoba e incluso también de las mejores películas que el cine mexicano ha dado..."Él" es un clásico que retrata la vida de un paranoico en el que se involucran partes de pasión y de odio, una doble moral y un excentricismo alegorico sobre el machismo mexicano. Una invitación a que la vean.
viernes, 29 de enero de 2010
miércoles, 27 de enero de 2010
El Objeto 'a' de Lacan y su Escritura Como: @ del Dr. Néstor B.
Un artículo pequeño del Dr. Brausntein quien realiza con ello una topografía arrobica sobre la cuestión del objeto como causa del deseo y pluz de gozar.
"Esta escritura es extraña a la tradición lacaniana y a la letra misma tal como siempre la utilizaron el propio Lacan y los que siguieron su enseñanza. Jacques Lacan usó siempre el signo en cuestión como a minúscula (petit a) aunque lo escribiese de dos maneras: a en cursivas cuando se refería a la imagen especular del otro (autre), en el registro imaginario, por ejemplo en la fórmula del fantasma (S losange a, en el grafo del deseo, o : i ( a ) para inscribir el matema de la imagen del otro en el mismo grafo) ; después usó la a sin cursivas, como mínima notación algebraica, una vez que hubo “inventado “ el objeto a minúscula, perteneciente al registro real.
Mi propuesta para referirme al objeto..." (Braunstein, 2009).
Click sobre el enlace para acceder al artículo: http://nestorbraunstein.com/escritos/index.php?blog=1&p=176&more=1&c=1&tb=1&pb=1#more176
"Esta escritura es extraña a la tradición lacaniana y a la letra misma tal como siempre la utilizaron el propio Lacan y los que siguieron su enseñanza. Jacques Lacan usó siempre el signo en cuestión como a minúscula (petit a) aunque lo escribiese de dos maneras: a en cursivas cuando se refería a la imagen especular del otro (autre), en el registro imaginario, por ejemplo en la fórmula del fantasma (S losange a, en el grafo del deseo, o : i ( a ) para inscribir el matema de la imagen del otro en el mismo grafo) ; después usó la a sin cursivas, como mínima notación algebraica, una vez que hubo “inventado “ el objeto a minúscula, perteneciente al registro real.
Mi propuesta para referirme al objeto..." (Braunstein, 2009).
Click sobre el enlace para acceder al artículo: http://nestorbraunstein.com/escritos/index.php?blog=1&p=176&more=1&c=1&tb=1&pb=1#more176
Imagen de: moveyourmind.es
lunes, 25 de enero de 2010
Ideación Suicida en Población Escolarizada Infantil.
Artículo científico que nos proporciona la revista de Salud Mental editada por el Instituto de Psiquiatría Dr. Ramón de la Fuente ubicada en la Ciudad de México.
Resumen: El suicidio es un problema de salud pública y un fenómeno social que incide sobre el desarrollo humano. A partir de la década de 1970 se observan en nuestro país suicidios en el grupo de infantes y escolares en el rango de edad de cinco a 14 años. Las lesiones autoinfligidas se ubican en el octavo lugar de las causas de defunciones para este grupo etáreo. El comportamiento suicida es un proceso de varias etapas. La primera es la ideación suicida que se refiere a los pensamientos en torno a la propia muerte y es de vital importancia como factor predictor para llegar al suicidio consumado. Aunque existe alguna investigación sobre el tema, ésta es escasa en población menor de 14 años. De ahí que en el presente estudio el objetivo es analizar los factores psicológicos en niños y niñas de 10 a 13 años, a fin de identificar aquellos asociados con la ideación suicida.
Fuente de: Salud Mental Vol. 32 (6): 495 - 502, Nov-Dic 2009. Autores del Artículo: Miranda de la Torres, Ixchel; Cubillas Rodríguez, María José; Román Pérez, Rosario; Abril Valdez, Elva. ISS: 0185-3325. Revista de Salud Mental. Instituto de Psiquiatría Ramón de la Fuente. Ciudad de México.
Imagen de: notipr.com.
Resumen: El suicidio es un problema de salud pública y un fenómeno social que incide sobre el desarrollo humano. A partir de la década de 1970 se observan en nuestro país suicidios en el grupo de infantes y escolares en el rango de edad de cinco a 14 años. Las lesiones autoinfligidas se ubican en el octavo lugar de las causas de defunciones para este grupo etáreo. El comportamiento suicida es un proceso de varias etapas. La primera es la ideación suicida que se refiere a los pensamientos en torno a la propia muerte y es de vital importancia como factor predictor para llegar al suicidio consumado. Aunque existe alguna investigación sobre el tema, ésta es escasa en población menor de 14 años. De ahí que en el presente estudio el objetivo es analizar los factores psicológicos en niños y niñas de 10 a 13 años, a fin de identificar aquellos asociados con la ideación suicida.
Fuente de: Salud Mental Vol. 32 (6): 495 - 502, Nov-Dic 2009. Autores del Artículo: Miranda de la Torres, Ixchel; Cubillas Rodríguez, María José; Román Pérez, Rosario; Abril Valdez, Elva. ISS: 0185-3325. Revista de Salud Mental. Instituto de Psiquiatría Ramón de la Fuente. Ciudad de México.
Imagen de: notipr.com.
Enlace para bajar el artículo completo en formato PDF: http://www.inprf-cd.org.mx/pdf/sm3206/sm3206495.pdf
sábado, 23 de enero de 2010
Filme: Sister my Sister.
Con respecto al artículo publicado la última vez, creo conveniente exponerles la recomendación fílmica (trailer) para una mejor comprensión del caso de 'locura a dos'. Al igual que la lectura del libro que lleva por nombre 'El doble crimen de las hermanas Papin' del afamado escritor psicoanalítico Jean Allouch y que esta a cargo de la editorial Epeele.
jueves, 21 de enero de 2010
El Crimen de las Hermanas Papin por G. Vialet-Bine y A. Coriat.
Es jueves 2 de febrero de 1933 en la ciudad de Le Mans, departamento del Sarthe. Son alrededor de las ocho de la noche, la policía municipal se presenta en casa de René Lancelin,quien no logra entrar en su domicilio, fuerza la puerta del ex procurador judicial y descubre en el primer piso a la señora Lancelin y a su hija asesinadas, con los cuerpos horrorosamente mutilados y los ojos arrancados de sus órbitas. En el segundo piso, refugiadas en el fondo de su lecho y pegadas una a la otra, las dos sirvientas modelo, Christine y Léa Papin, confiesan sin dificultad haber cometido el doble asesinato de sus patronas, patronas irreprochables, según las palabras de las propias sirvientas. Únicamente, un incidente menor relacionado con una plancha descompuesta y un fusible que saltó parece haber desencadenado la “sanguinaria matanza”. Esta crónica policial, aparecida en la primera plana del periódico local, La Sarthe, abría el misterio del caso “Lancelin-Papin”, misterio que daría lugar, durante medio siglo, a las más diversas interpretaciones y a polémicas entre expertos, pero también a creaciones literarias, cinematográficas y, finalmente, a la instalación de toda una iconografía, lo cual permitió que cada uno le atribuyera al crimen el color más conveniente para sostener su doctrina o su fantasía. Retornemos al 2 de febrero de 1933. Toda Francia se apasionará por la historia de las hermanas asesinas y se dividirá en dos. Unos, los más numerosos, reclaman una venganza ejemplar. Una canción popular, compuesta durante el proceso, exige al tribunal criminal el cadalso para las “homicidas”. El otro bando, el de la intelligentsia marxista y surrealista, se apropia de la noticia policial. Jean Genet se inspira en ella para escribir su obra de teatro Las criadas. Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir transforman a las dos hermanas en “víctimas” de la lucha de clases. Simone de Beauvoir escribe: “Sólo la violencia del crimen cometido nos da una medida de la atrocidad del crimen invisible, en el que, como se comprenderá, los verdaderos asesinos ‘señalados’ son los amos”. Eluard y Benjamin Péret, desde mayo de 1933 las evocan como “ovejas descarriadas” salidas directamente de un “canto de Maldoror”. Entre los surrealistas se instaura toda una imaginería en el corazón de la cual el crimen de las dos hermanas, al constituir un cuadro para el espectador, aparece como el medio supremo de expresión. Medio supremo de expresión también el vínculo existente entre ese crimen “insensato, inusitado, inexplicable” y la vida cotidiana “inmensamente banal” de las dos sirvientas modelo en una familia burguesa de Le Mans en 1933. Sólo algunos cronistas de talento, tales como Jérôme y Jean Tharaud que cubrían el acontecimiento para la prensa parisiense, mantienen cierta compostura, desconcertados por el trágico misterio, por la opacidad del enigma que envuelve a las dos hermanas. Pero, entonces, ¿qué son? ¿Criminales, víctimas, heroínas, psicópatas? Es cierto que, como veremos luego, el acto criminal de las dos hermanas contenía ciertas sombras propicias a las proyecciones de cada espectador. En medio de esta cacofonía de voces y de interpretaciones y en este clima de contagio emocional, se elevó precisamente una voz que habría de dar sentido a las variadas visiones parcelarias al calificar el crimen de paranoico. Es la voz de un joven psiquiatra que acaba de publicar su tesis de doctorado que lleva el titulo que ya conocemos, “De la psicosis paranoica en sus relaciones con la personalidad”, tesis en la que el caso central se nutre del encuentro de Lacan —pues de él se trata— con la famosa Aimée en la enfermería de Sainte-Anne. En el curso de su tesis, también Lacan se apropia de la noticia policial que convulsiona a Francia. En diciembre de 1933, es decir dos meses después del proceso, Lacan publica, en la revista surrealista Le Minotaure, el artículo que abordaremos aquí titulado: “Motifs du crime paranoique: le crime des soeurs Papin”. Ciertamente, Lacan nunca conoció a las hermanas Papin; para su estudio se basó en la lectura del acto criminal, lectura que lo llevó, por lo demás, a modificar ciertas conclusiones de su tesis, cuando la tinta aún no se había secado por completo.De modo que Lacan hace su entrada en el mundo psicoanalítico gracias a las enseñanzas de su paciente Aimée y de “sus hermanas en la psicosis”, Léa y Christine, del mismo modo que,en su época, lo hizo Freud de la mano de sus bellas histéricas...
Si deseas el artículo completo; te doy el enlace para que lo puedas bajar en formato PDF: http://www.xtec.es/~jcampman/papin.c.pdf
Imagen de: fotolog.com.
miércoles, 20 de enero de 2010
Wilfred Bion en la Tavistock Clinic.
El siguiente video corresponde al pasaje comprendido entre marcas del Seminario II de la edición en español editada por Hormé y traducida por Leandro Stitzman.
martes, 19 de enero de 2010
Foucalut [Pensamiento y Vida] de Paul Veyne. (Ed. Paidós)
Michel Foucault y Paul Veyne. El filósofo y el historiador. Dos grandes figuras del mundo de las ideas. Dos figuras inclasificables. Dos “extemporáneos” que durante mucho tiempo compartieron camino y batallas. Paul Veyne traza en este libro el retrato atípico de su amigo y vuelve a lanzar el debate sobre sus convicciones. Por eso el libro arranca con esta afirmación: “No, Foucault no era lo que se cree, no era de derechas ni de izquierdas, no invocaba ni la Revolución ni el orden establecido. Pero precisamente porque no invocaba el orden establecido, la derecha lo insultaba mientras que la izquierda creyó que bastaba con que no invocara el orden establecido para considerarlo de izquierdas.” Tampoco era estructuralista como se ha dicho, sino un filósofo escéptico, un empirista próximo a Montaigne que en su obra nunca dejó de cuestionar los “juegos de verdad”, las verdades construidas, singulares, típicas de cada época. Este libro dedicado a Foucault acierta a refutar como muy pocos consiguen hacerlo las ideas que se consideran de vanguardia y que no son más que ideas establecidas. Un libro iconoclasta, un testimonio único. Recomendación bibliográfica que no podrán dejar de leer.
Imagen y texto de: paidós.
lunes, 18 de enero de 2010
Para la Comunidad Española que sigue este Blog.
Curso de Primeros Auxilios y Reanimación Cardiopulmonar.
Podran encontrar toda la información en el siguiente blog madrileño:
http://cursospsicoanalisis.blogspot.com/
Imagen del anterior blog.
Podran encontrar toda la información en el siguiente blog madrileño:
http://cursospsicoanalisis.blogspot.com/
Imagen del anterior blog.
sábado, 16 de enero de 2010
El Inconsciente. Parte 6.
Con esta parte termino los diferentes conceptos del inconsciente que se establecen en el ser humano. Espero les halla gustado.
La Crítica Fenomenológica a la Noción de Inconsciente.
La formuló de la manera más radical M. Boss, quien encuentra injustificado el procedimiento de razonamiento que Freud adopta para la construcción del inconsciente. En efecto, escribe Freud: "Es necesario, porque los datos de la concienca son en alto grado lagunosos; en sanos y enfermos aparecen a menudo actos psíquicos cuya explicación presupone otros actos de los que, empero, la conciencia no es testigo. [...] Estos actos concientes quedarían inconexos e incomprensibles si nos empeñásemos en sostener que la conciencia por fuerza ha de enterarse de todo cuanto sucede en nosotros en materia de actos anímicos, y en cambio se insertan dentro de una conexión discernible si interpolamos los actos inconcientes inferidos". Según Boss, del análisis de este razonamiento resulta que tanto el juicio de que existe "una lagunosidad en la serie de los actos conscientes", como en el contenido deducido de este juicio que "lo psíquico es en sí inconsciente", se apoyan "en el supuesto científico operante en la ciencia natural según el cual lo real existe siempre y sólo en nexos causales rigurosos y sin brechas entre objetos actualmente presentes". Por lo tanto el inconsciente no es una realidad psíquica, sino un producto del método con el que Freud enfrentó esta realidad. En enfecto, sin el supuesto científico arriba enunciado Freud no habría podido "constatar" la discontinuidad de la vida consciente e "inferir" en consecuencia un sustrato real en el cual encontrar los tan buscados nexos causales libres de lagunas. "Ya que un inconsciente -continúa Boss- en cuanto inconsciente, es por definición incontrolable, sin riesgo se podía concebir que en él estaban todos los nexos causales no fragmentarios que no pueden ser percibidos en la realidad inmediatamente dada, y que sin embargo se consideraban indispensables para poder atribuirle a la psique una realidad propia". Desde el punto de vista fenomenológico el resultado de semejante procedimiento discursivo no es tanto la "comprensión" de la vida psíquica como su "explicación" de acuerdo con el ideal explicativo de las creencias naturales.
Bibliografía: Diccionario de Psicología / U. Galimberti / Siglo XXI.
Imagen de: phiblosopho.blogspot.com
La Crítica Fenomenológica a la Noción de Inconsciente.
La formuló de la manera más radical M. Boss, quien encuentra injustificado el procedimiento de razonamiento que Freud adopta para la construcción del inconsciente. En efecto, escribe Freud: "Es necesario, porque los datos de la concienca son en alto grado lagunosos; en sanos y enfermos aparecen a menudo actos psíquicos cuya explicación presupone otros actos de los que, empero, la conciencia no es testigo. [...] Estos actos concientes quedarían inconexos e incomprensibles si nos empeñásemos en sostener que la conciencia por fuerza ha de enterarse de todo cuanto sucede en nosotros en materia de actos anímicos, y en cambio se insertan dentro de una conexión discernible si interpolamos los actos inconcientes inferidos". Según Boss, del análisis de este razonamiento resulta que tanto el juicio de que existe "una lagunosidad en la serie de los actos conscientes", como en el contenido deducido de este juicio que "lo psíquico es en sí inconsciente", se apoyan "en el supuesto científico operante en la ciencia natural según el cual lo real existe siempre y sólo en nexos causales rigurosos y sin brechas entre objetos actualmente presentes". Por lo tanto el inconsciente no es una realidad psíquica, sino un producto del método con el que Freud enfrentó esta realidad. En enfecto, sin el supuesto científico arriba enunciado Freud no habría podido "constatar" la discontinuidad de la vida consciente e "inferir" en consecuencia un sustrato real en el cual encontrar los tan buscados nexos causales libres de lagunas. "Ya que un inconsciente -continúa Boss- en cuanto inconsciente, es por definición incontrolable, sin riesgo se podía concebir que en él estaban todos los nexos causales no fragmentarios que no pueden ser percibidos en la realidad inmediatamente dada, y que sin embargo se consideraban indispensables para poder atribuirle a la psique una realidad propia". Desde el punto de vista fenomenológico el resultado de semejante procedimiento discursivo no es tanto la "comprensión" de la vida psíquica como su "explicación" de acuerdo con el ideal explicativo de las creencias naturales.
Bibliografía: Diccionario de Psicología / U. Galimberti / Siglo XXI.
Imagen de: phiblosopho.blogspot.com
jueves, 14 de enero de 2010
Ayudemos a Nuestros Hermanos de Haití.
En virtud de que Haití recibiera una de las grandes catástrofes naturales como el terremoto ocurrido hace un par de días; les exhorto a que ayudemos con víveres para todas aquellas familias devastadas por tal desastre natural. Les recomiendo que acudan a las asociaciones como: Cáritas y Cruz Roja de su país y/o estado; instituciones que harán la labor necesaria para que llegue a los más necesitados. Gracias por su ayuda y comprensión.
Imagen de: adnkronos.com
miércoles, 13 de enero de 2010
Lectura de 'Pegan a un Niño' por Juan Carlos Muñoz B.
Fue en el año de 1919, entre el mes de junio y agosto, cuando Freud, escribió el texto intitulado: “Pegan a un niño (Contribución al conocimiento de la génesis de las perversiones sexuales)” esto, según la revisión hecha por James Strachey, y vieron en este mismo año la luz pública, otros textos de no menor importancia en la producción freudiana, siendo estos: “Introducción al Simposio sobre las neurosis de guerra”, con otro texto no menos fulgurante: “Lo ominoso” (Das unheimliche); junto con otros textos más, y sin dejar de considerar también que el texto “Pegan a un niño” es una especie de introducción a “Tres ensayos de teoría sexual” y que se articula con otro más “El problema económico del masoquismo”, y aún otro más, el que empezó a trabajar en marzo de ese 1919, el borrador de “Más allá del Principio de Placer” pero sin negar el peso específico que cada texto tiene para el psicoanálisis, y casi puedo decir que mencionar más textos implicados sería aquí excesivo, salvo que los aquí citados ofrecen un soporte a su argumentación clínica, y en lo general sobre la sexualidad y la violencia, que por otra parte y sin dejar de notar que ambas, serían develaciones de actitudes primarias o básicas de comportamiento, hasta para pensarlo como Freud, desde la potencia de un registro evolutivo de la especie, postulado que exige a su vez, su problematización, pero que para el psicoanálisis, lo atraviesa casi todo... Si deseas conseguir el texto completo en formato pdf; sólo basta entrar a la página de internet: http://www.encuentropsicoanalitico.com/
Imagen de: tlahui.com
martes, 12 de enero de 2010
El Inconsciente. Parte 5.
Inconsciente y Lenguaje.
Esta relación la consideró J. Lacan a partir de la dislocación de la centralidad de la conciencia, tal como fue propuesta por la cultura occidental, y en especial por R. Descartes, con su Cogito ergo sum. Para Lacan el hombre no vive en el cogito, sino en un "ello" profundo que "lo habla" y respecto al cual el hombre se encuentra en un estado de radical sumisión: "pienso en lo que soy -escribe Lacan- allí donde no pienso pensar". Si el hombre es hablado, el que habla es el Otro del sujeto consciente, ese "ello habla" a propósito del cual Lacan precisa: "Enseñamos siguiendo a Freud que el Otro es el lugar de esa memoria que él descubrió bajo el nombre de inconsciente". Si el inconsciente es lenguaje, "Nuestra doctrina [...] no se funda en ninguna asunción de los arquetipos divinos, sino en el hecho de que el inconsciente tiene la estructura radical del lenguaje, que en él un material opera según unas leyes que son las que descubre el estudio de las lenguas positivas, de las lenguas que son o fueron efectivamente habladas". Justo porque el inconsciente es lenguaje, o , como dice Lacan, es "deseo derive lenguaje", se hace necesario un psicoanálisis lingüístico con el fin de penetrar en el "oscuro hablar de ello", en los "agujeros de sentido del discurso consiente donde la verdad del inconsciente se sitúa entre líneas". Para descifrar la "retórica del inconsciente" Lacan se retoma a la lingüística estructural, y en especial a R. Jakobson, que le permite unir los mecanismos inconscientes que ilustró Freud a los padecimientos retóricos de la metáfora y de la metonimia. La metáfora, en efecto, al indicar un objeto con el nombre de otro que tiene con el primero relaciones de semejanza, es accesible a la condensación, mientras la metonimia, que nombra una cosa o una persona con el nombre de otra cosa o persona que tenga con ésta relaciones de depedencia o de contigüidad, es accesible al desplazamiento, que eran los dos mecanismos que evidenció Freud como típicos del proceso donde se expresa el inconsciente.
Bibliografía: Diccionario de Psicología, U. Galimberti, Siglo XXI.
Imagen de: nosubject.com
Esta relación la consideró J. Lacan a partir de la dislocación de la centralidad de la conciencia, tal como fue propuesta por la cultura occidental, y en especial por R. Descartes, con su Cogito ergo sum. Para Lacan el hombre no vive en el cogito, sino en un "ello" profundo que "lo habla" y respecto al cual el hombre se encuentra en un estado de radical sumisión: "pienso en lo que soy -escribe Lacan- allí donde no pienso pensar". Si el hombre es hablado, el que habla es el Otro del sujeto consciente, ese "ello habla" a propósito del cual Lacan precisa: "Enseñamos siguiendo a Freud que el Otro es el lugar de esa memoria que él descubrió bajo el nombre de inconsciente". Si el inconsciente es lenguaje, "Nuestra doctrina [...] no se funda en ninguna asunción de los arquetipos divinos, sino en el hecho de que el inconsciente tiene la estructura radical del lenguaje, que en él un material opera según unas leyes que son las que descubre el estudio de las lenguas positivas, de las lenguas que son o fueron efectivamente habladas". Justo porque el inconsciente es lenguaje, o , como dice Lacan, es "deseo derive lenguaje", se hace necesario un psicoanálisis lingüístico con el fin de penetrar en el "oscuro hablar de ello", en los "agujeros de sentido del discurso consiente donde la verdad del inconsciente se sitúa entre líneas". Para descifrar la "retórica del inconsciente" Lacan se retoma a la lingüística estructural, y en especial a R. Jakobson, que le permite unir los mecanismos inconscientes que ilustró Freud a los padecimientos retóricos de la metáfora y de la metonimia. La metáfora, en efecto, al indicar un objeto con el nombre de otro que tiene con el primero relaciones de semejanza, es accesible a la condensación, mientras la metonimia, que nombra una cosa o una persona con el nombre de otra cosa o persona que tenga con ésta relaciones de depedencia o de contigüidad, es accesible al desplazamiento, que eran los dos mecanismos que evidenció Freud como típicos del proceso donde se expresa el inconsciente.
Bibliografía: Diccionario de Psicología, U. Galimberti, Siglo XXI.
Imagen de: nosubject.com
lunes, 11 de enero de 2010
La Vida de los Hombres Infames. Michel Foucault.
El Blog 'Psicoanalista Lector' nos ha propuesto para descarga el libro de 'La Vida de los Hombres Infames'. Se los recomiendo ampliamente.
Enlace: http://elpsicoanalistalector.blogspot.com/
Enlace: http://elpsicoanalistalector.blogspot.com/
Imagen de: msa.ac.uk
domingo, 10 de enero de 2010
Melanie Klein. Biografía en Video.
Video interesante en el que se plasma la vida y obra de la afamada Malanie Klein -y quien para mí- es una de las mujeres analistas más importantes dentro del psicoanálisis infantil como teorización clínica y no como educativa.
sábado, 9 de enero de 2010
El Delirio de Normalidad por Eric Laurent.
La exploración histórica de la Salud Mental en los dos últimos siglos, que Eric Laurent comenzara en el libro Psicoanálisis y salud mental, continúa en este texto a partir de añadir las últimas vicisitudes entre el psicoanálisis y las burocracias sanitarias, tomando a los CPCT como un dato de esa difícil relación. El análisis punto por punto de cada una de las diferencias locales en la AMP permite situar una relación singular entre el lazo social y el síntoma... Si quieres bajar el artículo en formato PDF sólo ingresa al enlace que te proporciono.
Enlace: http://virtualia.eol.org.ar/019/template.asp?dossier/laurent.html
Imagen de: for-oinks.lacoctelera.net
Enlace: http://virtualia.eol.org.ar/019/template.asp?dossier/laurent.html
Imagen de: for-oinks.lacoctelera.net
viernes, 8 de enero de 2010
El Valor de la Vida. Entrevista a S. Freud [1926].
La siguiente entrevista la encontré en el Blog de la AMP. Para quienes quieran visitarlo les incluyo el enlace hasta el final de la siguiente entrevista. Sin duda un excelente Blog.
Esta entrevista fue concedida al periodista George Sylvester Viereck en 1926 en la casa de Sigmund Freud en los alpes suizos.
Se creía perdida pero en realidad se encontró que había sido publicada en el volumen de “Psychoanalysis and the Fut”, en New York en 1957.
- S. Freud: Setenta años me enseñaron a aceptar la vida con serena humildad.
Quien habla es el profesor Sigmund Freud, el gran explorador del alma. El escenario de nuestra conversación fue en su casa de verano en Semmering, una montaña de los alpes austríacos. Yo había visto el país del psicoanalisis por última vez en su modesta casa de la capital austríaca. Los pocos años transcurridos entre mi última visita y la actual, multiplicaron las arrugas de su frente. Intensificaron la palidez de sabio. Su rostro estaba tenso, como si sintiese dolor. Su mente estaba alerta, su espíritu firme, su cortesía impecable como siempre, pero un ligero impedimento en su habla me perturbó. Parece que un tumor maligno en el maxilar superior tuvo que ser operado. Desde entonces Freud usa una prótesis, lo cual es una constante irritación para él.
- S. Freud: Detesto mi maxilar mecánico, porque la lucha con este aparato me consume mucha energía preciosa. Pero prefiero esto a no tener ningún maxilar. Aún así prefiero la existencia a la extinción. Tal vez los dioses sean gentiles con nosotros, tornandonos la vida más desagradable a medida que envejecemos.
Por fin, la muerte nos parece menos intolerable que los fardos que cargamos. (Freud se rehúsa a admitir que el destino le reserva algo especial).
- S. Freud: ¿Por qué (dice calmamente) debería yo esperar un tratamiento especial? La vejez, con sus arrugas, llega para todos. Yo no me revelo contra el orden universal. Finalmente, después de setenta años, tuve lo bastante para comer. Aprecié muchas cosas -en compañía de mi mujer, mis hijos- el calor del sol. Observé las plantas que crecen en primavera. De vez en cuando tuve una mano amiga para apretar. En otra ocasión encontré un ser humano que casi me comprendió. ¿Qué más puedo querer?
George Sylvester Viereck: El señor tiene una fama. Su obra prima influye en la literatura de cada país. Los hombres miran la vida y a sí mismos con otros ojos, por causa de este señor. Recientemente, en el septuagésimo aniversario, el mundo se unió para homenajearlo, con excepción de su propia universidad.
- S. Freud: Si la Universidad de Viena me demostrase reconocimiento, me sentiría incómodo. No hay razón en aceptarme a mi o a mi obra porque tengo setenta años. Yo no atribuyo importancia insensata a los decimales. La fama llega cuando morimos y, francamente, lo que ven después no me interesa. No aspiro a la gloria póstuma. Mi virtud no es la modestia.
George Sylvester Viereck: ¿No significa nada el hecho de que su nombre va a perdurar?
- S. Freud: Absolutamente nada, es lo mismo que perdure o que nada sea cierto. Estoy más bien preocupado por el destino de mis hijos. Espero que sus vidas no sean difíciles. No puedo ayudarlos mucho. La guerra practicamente liquidó mis poseciones, lo que había adquirido durante mi vida. Pero me puedo dar por satisfecho. El trabajo es mi fortuna.
(Estabamos subiendo y descendiendo una pequeña elevación de tierra en el jardín de su casa. Freud acarició tiernamente un arbusto que florecía)
- S. Freud: Estoy mucho más interesado en este capullo de lo que me pueda acontecer despues de estar muerto.
George Sylvester Viereck: ¿Entonces, el señor es, al final, un profundo pesimista?
- S. Freud: No, no lo soy. No permito que ninguna reflexión filosófica complique mi fluidez con las cosas simples de la vida.
George Sylvester Viereck: ¿Usted cree en la persistencia de la personalidad después de la muerte, de la forma que sea?
- S. Freud: No pienso en eso. Todo lo que vive perece. ¿Por qué deberia el hombre constituir una excepción?
George Sylvester Viereck: ¿Le gustaría retornar en alguna forma, ser rescatado del polvo? ¿Usted no tiene, en otras palabras, deseo de inmortalidad?
- S. Freud: Sinceramente no. Si la gente reconoce los motivos egoístas detrás de la conducta humana, no tengo el más mínimo deseo de retornar a la vida; moviendose en un círculo, sería siempre la misma. Más allá de eso, si el eterno retorno de las cosas, para usar la expresión de Nietzsche, nos dotase nuevamente de nuestra carnalidad y lo que involucra, ¿para qué serviría sin memoria? No habría vínculo entre entre el pasado y el futuro. Por lo que me toca, estoy perfectamente satisfecho en saber que el eterno aborrecimiento de vivir finalmente pasará. Nuestra vida es necesariamente una serie de compromisos, una lucha interminable entre el ego y su ambiente. El deseo de prolongar la vida excesivamente me parece absurdo.
George Sylvester Viereck: Bernard Shaw sustenta que vivimos muy poco. El encuentra que el hombre puede prolongar la vida si asi lo desea, llevando su voluntad a actuar sobre las fuerzas de la evolución. El cree que la humanidad puede recuperar la longevidad de los patriarcas.
- S. Freud: Es posible que la muerte en sí no sea una necesidad biológica. Tal vez morimos porque deseamos morir. Asi como el amor o el odio por una persona viven en nuestro pecho al mismo tiempo, asi también toda la vida conjuga el deseo de la propia destrucción. Del mismo modo como un pequeño elástico tiende a asumir la forma original, así también toda materia viva, conciente o inconcientemente, busca readquirir la completa, la absoluta inercia de la existencia inorgánica.
El impulso de vida o el impulso de muerte habitan lado a lado dentro nuestro. La muerte es la compañera del Amor. Ellos juntos rigen el mundo. Esto es lo que dice mi libro: “Más allá del principio del placer” En el comienzo del psicoanálisis se suponía que el Amor tenía toda la importancia. Ahora sabemos que la Muerte es igualmente importante.
Biológicamente, todo ser vivo, no importa cuán intensamente la vida arda dentro de él, ansía el Nirvana, la cesación de la “fiebre llamada vivir”. El deseo puede ser encubierto por digresiones, no obstante, el objetivo último de la vida es la propia extinción.
George Sylvester Viereck: Esto es la filosofía de la autodestrucción. Ella justifica el auto-exterminio. Llevaría logicamente al suicidio universal imaginado por Eduard Von Hartmann.
- S. Freud: La humanidad no escoge el suicidio porque la ley de su ser desaprueba la via directa para su fin. La vida tiene que completar su ciclo de existencia. En todo ser normal, la pulsión de vida es fuerte, lo bastante para contrabalancear la pulsión de muerte, pero en el final, ésta resulta más fuerte. Podemos entretenernos con la fantasía de que la muerte nos llega por nuestra propia voluntad. Sería más posible que no pudiéramos vencer a la muerte porque en realidad ella es un aliado dentro de nosotros. En este sentido (añadió Freud con una sonrisa) puede ser justificado decir que toda muerte es un suicidio disfrazado.
(Estaba haciendo frio en el jardín. Continuamos la conversación en el gabinete. Vi una pila de manuscritos sobre la mesa, con la caligrafia clara de Freud).
George Sylvester Viereck: ¿En qué está trabajando el señor Freud?
- S. Freud: Estoy escribiendo una defensa del análisis lego, del psicoanálisis practicado por los legos. Los doctores quieren establecer al análisis ilegal para los no-médicos. La historia, esa vieja plagiadora, se repite después de cada descubrimiento. Los doctores combaten cada nueva verdad en el comienzo. Después procuran monopolizarla.
George Sylvester Viereck: ¿Usted tuvo mucho apoyo de los legos?
- S. Freud: Algunos de mis mejores discípulos son legos.
George Sylvester Viereck: ¿El Señor Freud está practicando mucho psicoanálisis?
- S. Freud: Ciertamente. En este momento estoy trabajando en un caso muy difícil, intentando desatar conflictos psíquicos de un interesante paciente nuevo. Mi hija también es psicoanalista como usted puede ver….
(En ese momento apareció Miss Anna Freud, acompañada por su paciente, un muchacho de once años de facciones inconfundiblemente anglosajonas)
George Sylvester Viereck: ¿Usted ya se analizó a sí mismo?
- S. Freud: Ciertamente. El psicoanalista debe constantemente analizarse a sí mismo. Analizándonos a nosotros mismos, estamos más capacitados para analizar a otros. El psicoanalista es como un chivo expiatorio de los hebreos, los otros descargan sus pecados sobre él. El debe practicar su arte a la perfección para liberarse de los fardos cargados sobre él.
George Sylvester Viereck: Mi impresión es de que el psicoanálisis despierta en todos los que lo practican el espíritu de la caridad cristiana. Nada existe en la vida humana que el psicoanálisis no nos pueda hacer comprender.
“Tout comprendre c’est tou pardonner”.
- S. Freud: Por el contrario (acusó Freud sus facciones asumiento la severidad de un profeta hebreo), comprender todo no es perdonar todo. El análisis nos enseña apenas lo que podemos soportar, pero también lo que podemos evitar.
El análisis nos dice lo que debe ser eliminado. La tolerancia con el mal no es de manera alguna corolario del conocimiento.
(Comprendí súbitamente por qué Freud había litigado con sus seguidores que lo habían abandonado, porque él no perdona disentir del recto camino de la ortodoxia psicoanalítica. Su sentido de lo que es recto es herencia de sus ancestros. Una herencia de la que él se enorgullece como se enorgullece de su raza).
- S. Freud: Mi lengua es el alemán. Mi cultura, mi realización es alemana. Yo me considero un intelectual alemán, hasta que percibí el crecimiento del preconcepto anti-semita en Alemania y en Austria. Desde entonces prefiero considerarme judío.
(Quedé algo desconcertado con esta observación. Me parecía que el espíritu de Freud debería vivir en las alturas más allá de cualquier preconcepto de razas, que él debería ser inmune a cualquier rencor personal. Entanto no precisamente a su indignación, a su honesta ira, se volvía más atrayente como ser humano. ¡Aquiles sería intolerable si no fuese por su talón!)
George Sylvester Viereck: Me pone contento, Herr Profesor, de que también el señor tenga sus complejos, de que también el señor Freud demuestre que es un mortal!
- S. Freud: Nuestros complejos son la fuente de nuestra debilidad; pero con frecuencia, son también la fuente de nuestra fuerza.
George Sylvester Viereck: Imagino, observo, ¡cuáles serían mis complejos!
- S. Freud: Un análisis serio dura más o menos un año. Puede durar igualmente dos o tres años. Usted está dedicando muchos años de su vida la “caza de los leones”. Usted procuró siempre a las personas destacadas de su generación:
Roosevelt, El Emperador, Hindenburgh, Briand, Foch, Joffre, Georg Bernard Shaw….
George Sylvester Viereck: Es parte de mi trabajo.
- S. Freud: Pero también es su preferencia. El gran hombre es un símbolo. Su búsqueda es la búsqueda de su corazón. Usted también está procurando al gran hombre para tomar el lugar de su padre. Es parte del complejo del padre.
(Negué vehementemente la afirmación de Freud. Mientras tanto, reflexionando sobre eso, me parece que puede haber una verdad, no sospechada por mi, en su sugestión casual. Puede ser lo mismo que el impulso que me llevó a él)
George Sylvester Viereck: Me gustaría, observé después de un momento, poder quedarme aquí lo bastante para vislumbrar mi corazón a través de sus ojos.
¡Tal vez, como la Medusa, yo muriese de pavor al ver mi propia imagen! Aún cuando no confío en estar muy informado sobre psicoanálisis, frecuentemente anticiparía o tentaría anticipar sus intenciones.
- S. Freud: La inteligencia en un paciente no es un impedimento. Por el contrario, muchas veces facilita el trabajo.
(En este punto el maestro del psicoanálisis difiere bastante de sus seguidores, que no gustan mucho de la seguridad del paciente que tienen bajo su supervisión)
George Sylvester Viereck: A veces imagino si no seríamos más felices si supiésemos menos de los procesos que dan forma a nuestros pensamientos y emociones. El psicoanálisis le roba a la vida su último encanto, al relacionar cada sentimiento a su original grupo de complejos. No nos volvemos más alegres descubriendo que todos abrigamos al criminal o al animal.
- S. Freud: ¿Qué objeción puede haber contra los animales? Yo prefiero la compañía de los animales a la compañía humana.
George Sylvester Viereck: ¿Por qué?
- S. Freud: Porque son más simples. No sufren de una personalidad dividida, de la desintegración del ego, que resulta de la tentativa del hombre de adaptarse a los patrones de civilización demasiado elevados para su mecanismo intelectual y psíquico. El salvaje, como el animal es cruel, pero no tiene la maldad del hombre civilizado.
La maldad es la venganza del hombre contra la sociedad, por las restricciones que ella impone. Las más desagradables características del hombre son generadas por ese ajuste precario a una civilización complicada. Es el resultado del conflicto entre nuestros instintos y nuestra cultura. Mucho más desagradables que las emociones simples y directas de un perro, al mover su cola, o al ladrar expresando su displacer. Las emociones del perro (añadió Freud pensativamente), nos recuerdan a los héroes de la antigüedad. Tal vez sea esa la razón por la que inconcientemente damos a nuestros perros nombres de héroes como Aquiles o Héctor.
George Sylvester Viereck: Mi cachorro es un doberman Pinscher llamado Ájax.
- S. Freud: (sonriendo) Me contenta saber que no pueda leer. ¡El sería ciertamente, el miembro menos querido de la casa, si pudiese ladrar sus opiniones sobre los traumas psíquicos y el complejo de Edipo!
George Sylvester Viereck: Aún usted, profesor, sueña la existencia compleja por demás. Entanto me parece que el señor sea en parte responsable por las complejidades de la civilización moderna. Antes que usted inventase el psicoanálisis, no sabíamos que nuestra personalidad es dominada por una hueste beligerante de complejos cuestionables. El psicoanálisis vuelve a la vida como un rompecabezas complicado.
- S. Freud: De ninguna manera. El psicoanálisis vuelve a la vida más simple. Adquirimos una nueva síntesis despues del análisis. El psicoanálisis reordena el enmarañado de impulsos dispersos, procura enrrollarlos en torno a su carretel. O, modificando la metáfora, el psicoanálisis suministra el hilo que conduce a la persona fuera del laberinto de su propio inconciente.
George Sylvester Viereck: Al menos en la superficie, pues la vida humana nunca fue mas compleja. Cada día una nueva idea propuesta por usted o por sus discípulos, vuelven un problema de la conducta humana más intrigante y más contradictorio.
- S. Freud: El psicoanálisis por lo menos, jamás cierra la puerta a una nueva verdad.
George Sylvester Viereck: Algunos de sus discípulos, más ortodoxos que usted, se apegan a cada pronunciamiento que sale de su boca.
- S. Freud: La vida cambia. El psicoanálisis también cambia. Estamos apenas en el comienzo de una nueva ciencia.
George Sylvester Viereck: La estructura científica que usted levanta me parece ser mucho más elaborada. Sus fundamentos - la teoría del “desplazamiento”, de la “sexualidad infantil”, de los “simbolismos de los sueños”, etc- parecen permanentes.
- S. Freud: Yo repito, pues, que estamos apenas en el inicio. Yo apenas soy un iniciador. Conseguí desenterrar monumentos enterrados en los sustratos de la mente. Pero allí donde yo descubrí algunos templos, otros podrán descubrir continentes.
George Sylvester Viereck: ¿Usted siempre pone el énfasis sobre todo en el sexo?
- S. Freud: Respondo con las palabras de su propio poeta, Walt Whitman:
“Más todo faltaría si faltase el sexo” (Yet all were lacking, if sex were lacking). Mientras tanto, ya le expliqué que ahora pongo el énfasis casi igual en aquello que está “más allá” del placer -la muerte, la negociación de la vida. Este deseo explica por qué algunos hombres aman al dolor -como un paso para el aniquilamiento! Explica por qué los poetas agradecen a:
Whatever gods there be,
That no life lives forever
And even the weariest river
Wind somewhere safe to sea.
"Cualesquiera dioses que existan
Que la vida ninguna viva para siempre
Que los muertos jamás se levanten
Y también el río más cansado
Desagüe tranquilo en el mar"
George Sylvester Viereck: Shaw, como usted, no desea vivir para siempre, pero a diferencia de usted, él considera al sexo carente de interés.
- S. Freud: (Sonriendo) Shaw no comprende al sexo. El no tiene ni la más remota concepción del amor. No hay un verdadero caso amoroso en ninguna de sus piezas. El hace humoradas del amor de Julio César -tal vez la mayor pasión de la historia. Deliberadamente, tal vez maliciosamente, él despoja a Cleopatra de toda grandeza, relegándola a una simple e insignificante muchacha. La razón para la extraña actitud de Shaw frente al amor, por su negación del movil de todas las cosas humanas, que emanan de sus piezas el clamor universal, a pesar de su enorme alcance intelectual, es inherente a su psicología. En uno de sus prefacios, él mismo enfatiza el rasgo ascético de su temperamento. Yo puedo estar errado en muchas cosas, pero estoy seguro de que no erré al enfatizar la importancia del instinto sexual. Por ser tan fuerte, choca siempre con las convenciones y salvaguardas de la civilización.
La humanidad, en una especie de autodefensa procura su propia importancia. Si usted raspa a un ruso, dice el proverbio, aparece el tártaro sobre la piel. Analice cualquier emoción humana, no importa cuán distante esté de la esfera de la sexualidad, y usted encontrará ese impulso primordial al cual la propia vida debe su perpetuidad.
George Sylvester Viereck: Usted, sin duda, fue bien seguido al transmitir ese punto de vista a los escritores modernos. El psicoanálisis dió nuevas intensidades a la literatura.
- S. Freud: También recibí mucho de la literatura y la filosofía. Nietzche fue uno de los primeros psicoanalistas. Es sorprendente ver hasta qué punto su intuición preanuncia las novedades descubiertas. Ninguno se percató más profundamente de los motivos duales de la conducta humana, y de la insistencia del principio del placer en predominar indefinidamente que él.
El Zaratustra dice: “El dolor grita: ¡Va! Pero el placer quiere eternidad Pura, profundamente eternidad”. El psicoanalisis puede ser menos discutido en Austria y en Alemania que en los Estados Unidos, su influencia en la literatura es inmensa por lo tanto.
Thomas Mann y Hugo Von Hofmannsthak mucho nos deben a nosotros. Schnitzler recorre un sendero que es, en gran medida, paralela a mi propio desarrollo. El expresa poeticamente lo que yo intento comunicar científicamente. Pero el Dr. Schnitzle no es ni siquiera un poeta, es también un científico.
George Sylvester Viereck: Usted no sólo es un científico, también es un poeta. La literatura americana está impregnada de psicoanálisis. Hupert Hughes, Harvrey O’Higgins y otros, son sus intérpretes. Es casi imposible abrir una nueva novela sin encontrar alguna referencia al psicoanálisis.
Entre los dramaturgos Eugene O’Neill y Sydney Howard tienen una gran deuda con usted. “The Silver Cord” por ejemplo, es simplemente una dramatización del complejo de Edipo.
- S. Freud: Yo sé y entiendo el cumplido que hay en esa afirmación. Pero, tengo cierta desconfianza de mi popularidad en los Estados Unidos. El interés americano por el psicoanálisis no se profundiza. La popularización lo lleva a la aceptación sin que se lo estudie seriamente. Las personas apenas repiten las frases que aprenden en el teatro o en las revistas. Creen comprender algo del psicoanálisis porque juegan con su argot. Yo prefiero la ocupación intensa con el psicoanálisis, tal como ocurre en los centros europeos, aunque Estados Unidos fue el primer país en reconocerme oficialmente.
La Clark University me concedió un diploma honorario cuando yo siempre fui ignorado en Europa. Mientras tanto, Estados Unidos hace pocas contribuciones originales al psicoanálisis.
Los americanos son jugadores inteligentes, raramente pensadores creativos. Los médicos en los Estados Unidos, y ocasionalmente tambien en Europa, tratan de monopolizar para sí al psicoanálisis. Pero sería un peligro para el psicoanálisis dejarlo exclusivamente en manos de los médicos, pues una formación estrictamente médica es con frecuencia, un impedimento para el psicoanálisis. Es siempre un impedimento cuando ciertas concepciones científicas tradicionales están arraigadas en el cerebro.
¡Freud tiene que decir la verdad a cualquier precio! El no puede obligarse a sí mismo a agradar a Estados Unidos donde están la mayoría de sus seguidores. A pesar de su rudeza, Freud es la urbanidad en persona.
El oye pacientemente cada intervención, procurando nunca intimidar al entrevistador. Raro es el visitante que se aleja de su presencia sin un presente, alguna señal de hospitalidad!
Había oscurecido. Era tiempo de tomar el tren de vuelta a la ciudad que una vez cobijara el esplendor imperial de los Habsburgos. Acompañado de su esposa y de su hija, Freud desciende los escalones que lo alejan de su refugio en la montaña a la calle para verme partir. El me pareció cansado y triste al darme el adiós.
“No me haga parecer un pesimista -dice Freud después de un apretón de manos.
Yo no tengo desprecio por el mundo.
Expresar desdén por el mundo es apenas otra forma de cortejarlo, de ganar audiencia y aplauso.
¡No, yo no soy un pesimista, en tanto tenga a mis hijos, mi mujer y mis flores!
No soy infelíz, al menos no más infelíz que otros”.
El silbato de mi tren sonó en la noche. El automóvil me conducía rápidamente para la estación. Apenas logro ver ligeramente curvado y la cabeza grisácea de Sigmund Freud que desaparecen en la distancia….
Traducción del ingles al portugués por Paulo César Souza y al castellano por Miguel Angel Arce
George Sylvester Viereck
Periodista del “Journal of Psichology”
Año 1926 publicada en N.York en 1957
Esta entrevista fue concedida al periodista George Sylvester Viereck en 1926 en la casa de Sigmund Freud en los alpes suizos.
Se creía perdida pero en realidad se encontró que había sido publicada en el volumen de “Psychoanalysis and the Fut”, en New York en 1957.
- S. Freud: Setenta años me enseñaron a aceptar la vida con serena humildad.
Quien habla es el profesor Sigmund Freud, el gran explorador del alma. El escenario de nuestra conversación fue en su casa de verano en Semmering, una montaña de los alpes austríacos. Yo había visto el país del psicoanalisis por última vez en su modesta casa de la capital austríaca. Los pocos años transcurridos entre mi última visita y la actual, multiplicaron las arrugas de su frente. Intensificaron la palidez de sabio. Su rostro estaba tenso, como si sintiese dolor. Su mente estaba alerta, su espíritu firme, su cortesía impecable como siempre, pero un ligero impedimento en su habla me perturbó. Parece que un tumor maligno en el maxilar superior tuvo que ser operado. Desde entonces Freud usa una prótesis, lo cual es una constante irritación para él.
- S. Freud: Detesto mi maxilar mecánico, porque la lucha con este aparato me consume mucha energía preciosa. Pero prefiero esto a no tener ningún maxilar. Aún así prefiero la existencia a la extinción. Tal vez los dioses sean gentiles con nosotros, tornandonos la vida más desagradable a medida que envejecemos.
Por fin, la muerte nos parece menos intolerable que los fardos que cargamos. (Freud se rehúsa a admitir que el destino le reserva algo especial).
- S. Freud: ¿Por qué (dice calmamente) debería yo esperar un tratamiento especial? La vejez, con sus arrugas, llega para todos. Yo no me revelo contra el orden universal. Finalmente, después de setenta años, tuve lo bastante para comer. Aprecié muchas cosas -en compañía de mi mujer, mis hijos- el calor del sol. Observé las plantas que crecen en primavera. De vez en cuando tuve una mano amiga para apretar. En otra ocasión encontré un ser humano que casi me comprendió. ¿Qué más puedo querer?
George Sylvester Viereck: El señor tiene una fama. Su obra prima influye en la literatura de cada país. Los hombres miran la vida y a sí mismos con otros ojos, por causa de este señor. Recientemente, en el septuagésimo aniversario, el mundo se unió para homenajearlo, con excepción de su propia universidad.
- S. Freud: Si la Universidad de Viena me demostrase reconocimiento, me sentiría incómodo. No hay razón en aceptarme a mi o a mi obra porque tengo setenta años. Yo no atribuyo importancia insensata a los decimales. La fama llega cuando morimos y, francamente, lo que ven después no me interesa. No aspiro a la gloria póstuma. Mi virtud no es la modestia.
George Sylvester Viereck: ¿No significa nada el hecho de que su nombre va a perdurar?
- S. Freud: Absolutamente nada, es lo mismo que perdure o que nada sea cierto. Estoy más bien preocupado por el destino de mis hijos. Espero que sus vidas no sean difíciles. No puedo ayudarlos mucho. La guerra practicamente liquidó mis poseciones, lo que había adquirido durante mi vida. Pero me puedo dar por satisfecho. El trabajo es mi fortuna.
(Estabamos subiendo y descendiendo una pequeña elevación de tierra en el jardín de su casa. Freud acarició tiernamente un arbusto que florecía)
- S. Freud: Estoy mucho más interesado en este capullo de lo que me pueda acontecer despues de estar muerto.
George Sylvester Viereck: ¿Entonces, el señor es, al final, un profundo pesimista?
- S. Freud: No, no lo soy. No permito que ninguna reflexión filosófica complique mi fluidez con las cosas simples de la vida.
George Sylvester Viereck: ¿Usted cree en la persistencia de la personalidad después de la muerte, de la forma que sea?
- S. Freud: No pienso en eso. Todo lo que vive perece. ¿Por qué deberia el hombre constituir una excepción?
George Sylvester Viereck: ¿Le gustaría retornar en alguna forma, ser rescatado del polvo? ¿Usted no tiene, en otras palabras, deseo de inmortalidad?
- S. Freud: Sinceramente no. Si la gente reconoce los motivos egoístas detrás de la conducta humana, no tengo el más mínimo deseo de retornar a la vida; moviendose en un círculo, sería siempre la misma. Más allá de eso, si el eterno retorno de las cosas, para usar la expresión de Nietzsche, nos dotase nuevamente de nuestra carnalidad y lo que involucra, ¿para qué serviría sin memoria? No habría vínculo entre entre el pasado y el futuro. Por lo que me toca, estoy perfectamente satisfecho en saber que el eterno aborrecimiento de vivir finalmente pasará. Nuestra vida es necesariamente una serie de compromisos, una lucha interminable entre el ego y su ambiente. El deseo de prolongar la vida excesivamente me parece absurdo.
George Sylvester Viereck: Bernard Shaw sustenta que vivimos muy poco. El encuentra que el hombre puede prolongar la vida si asi lo desea, llevando su voluntad a actuar sobre las fuerzas de la evolución. El cree que la humanidad puede recuperar la longevidad de los patriarcas.
- S. Freud: Es posible que la muerte en sí no sea una necesidad biológica. Tal vez morimos porque deseamos morir. Asi como el amor o el odio por una persona viven en nuestro pecho al mismo tiempo, asi también toda la vida conjuga el deseo de la propia destrucción. Del mismo modo como un pequeño elástico tiende a asumir la forma original, así también toda materia viva, conciente o inconcientemente, busca readquirir la completa, la absoluta inercia de la existencia inorgánica.
El impulso de vida o el impulso de muerte habitan lado a lado dentro nuestro. La muerte es la compañera del Amor. Ellos juntos rigen el mundo. Esto es lo que dice mi libro: “Más allá del principio del placer” En el comienzo del psicoanálisis se suponía que el Amor tenía toda la importancia. Ahora sabemos que la Muerte es igualmente importante.
Biológicamente, todo ser vivo, no importa cuán intensamente la vida arda dentro de él, ansía el Nirvana, la cesación de la “fiebre llamada vivir”. El deseo puede ser encubierto por digresiones, no obstante, el objetivo último de la vida es la propia extinción.
George Sylvester Viereck: Esto es la filosofía de la autodestrucción. Ella justifica el auto-exterminio. Llevaría logicamente al suicidio universal imaginado por Eduard Von Hartmann.
- S. Freud: La humanidad no escoge el suicidio porque la ley de su ser desaprueba la via directa para su fin. La vida tiene que completar su ciclo de existencia. En todo ser normal, la pulsión de vida es fuerte, lo bastante para contrabalancear la pulsión de muerte, pero en el final, ésta resulta más fuerte. Podemos entretenernos con la fantasía de que la muerte nos llega por nuestra propia voluntad. Sería más posible que no pudiéramos vencer a la muerte porque en realidad ella es un aliado dentro de nosotros. En este sentido (añadió Freud con una sonrisa) puede ser justificado decir que toda muerte es un suicidio disfrazado.
(Estaba haciendo frio en el jardín. Continuamos la conversación en el gabinete. Vi una pila de manuscritos sobre la mesa, con la caligrafia clara de Freud).
George Sylvester Viereck: ¿En qué está trabajando el señor Freud?
- S. Freud: Estoy escribiendo una defensa del análisis lego, del psicoanálisis practicado por los legos. Los doctores quieren establecer al análisis ilegal para los no-médicos. La historia, esa vieja plagiadora, se repite después de cada descubrimiento. Los doctores combaten cada nueva verdad en el comienzo. Después procuran monopolizarla.
George Sylvester Viereck: ¿Usted tuvo mucho apoyo de los legos?
- S. Freud: Algunos de mis mejores discípulos son legos.
George Sylvester Viereck: ¿El Señor Freud está practicando mucho psicoanálisis?
- S. Freud: Ciertamente. En este momento estoy trabajando en un caso muy difícil, intentando desatar conflictos psíquicos de un interesante paciente nuevo. Mi hija también es psicoanalista como usted puede ver….
(En ese momento apareció Miss Anna Freud, acompañada por su paciente, un muchacho de once años de facciones inconfundiblemente anglosajonas)
George Sylvester Viereck: ¿Usted ya se analizó a sí mismo?
- S. Freud: Ciertamente. El psicoanalista debe constantemente analizarse a sí mismo. Analizándonos a nosotros mismos, estamos más capacitados para analizar a otros. El psicoanalista es como un chivo expiatorio de los hebreos, los otros descargan sus pecados sobre él. El debe practicar su arte a la perfección para liberarse de los fardos cargados sobre él.
George Sylvester Viereck: Mi impresión es de que el psicoanálisis despierta en todos los que lo practican el espíritu de la caridad cristiana. Nada existe en la vida humana que el psicoanálisis no nos pueda hacer comprender.
“Tout comprendre c’est tou pardonner”.
- S. Freud: Por el contrario (acusó Freud sus facciones asumiento la severidad de un profeta hebreo), comprender todo no es perdonar todo. El análisis nos enseña apenas lo que podemos soportar, pero también lo que podemos evitar.
El análisis nos dice lo que debe ser eliminado. La tolerancia con el mal no es de manera alguna corolario del conocimiento.
(Comprendí súbitamente por qué Freud había litigado con sus seguidores que lo habían abandonado, porque él no perdona disentir del recto camino de la ortodoxia psicoanalítica. Su sentido de lo que es recto es herencia de sus ancestros. Una herencia de la que él se enorgullece como se enorgullece de su raza).
- S. Freud: Mi lengua es el alemán. Mi cultura, mi realización es alemana. Yo me considero un intelectual alemán, hasta que percibí el crecimiento del preconcepto anti-semita en Alemania y en Austria. Desde entonces prefiero considerarme judío.
(Quedé algo desconcertado con esta observación. Me parecía que el espíritu de Freud debería vivir en las alturas más allá de cualquier preconcepto de razas, que él debería ser inmune a cualquier rencor personal. Entanto no precisamente a su indignación, a su honesta ira, se volvía más atrayente como ser humano. ¡Aquiles sería intolerable si no fuese por su talón!)
George Sylvester Viereck: Me pone contento, Herr Profesor, de que también el señor tenga sus complejos, de que también el señor Freud demuestre que es un mortal!
- S. Freud: Nuestros complejos son la fuente de nuestra debilidad; pero con frecuencia, son también la fuente de nuestra fuerza.
George Sylvester Viereck: Imagino, observo, ¡cuáles serían mis complejos!
- S. Freud: Un análisis serio dura más o menos un año. Puede durar igualmente dos o tres años. Usted está dedicando muchos años de su vida la “caza de los leones”. Usted procuró siempre a las personas destacadas de su generación:
Roosevelt, El Emperador, Hindenburgh, Briand, Foch, Joffre, Georg Bernard Shaw….
George Sylvester Viereck: Es parte de mi trabajo.
- S. Freud: Pero también es su preferencia. El gran hombre es un símbolo. Su búsqueda es la búsqueda de su corazón. Usted también está procurando al gran hombre para tomar el lugar de su padre. Es parte del complejo del padre.
(Negué vehementemente la afirmación de Freud. Mientras tanto, reflexionando sobre eso, me parece que puede haber una verdad, no sospechada por mi, en su sugestión casual. Puede ser lo mismo que el impulso que me llevó a él)
George Sylvester Viereck: Me gustaría, observé después de un momento, poder quedarme aquí lo bastante para vislumbrar mi corazón a través de sus ojos.
¡Tal vez, como la Medusa, yo muriese de pavor al ver mi propia imagen! Aún cuando no confío en estar muy informado sobre psicoanálisis, frecuentemente anticiparía o tentaría anticipar sus intenciones.
- S. Freud: La inteligencia en un paciente no es un impedimento. Por el contrario, muchas veces facilita el trabajo.
(En este punto el maestro del psicoanálisis difiere bastante de sus seguidores, que no gustan mucho de la seguridad del paciente que tienen bajo su supervisión)
George Sylvester Viereck: A veces imagino si no seríamos más felices si supiésemos menos de los procesos que dan forma a nuestros pensamientos y emociones. El psicoanálisis le roba a la vida su último encanto, al relacionar cada sentimiento a su original grupo de complejos. No nos volvemos más alegres descubriendo que todos abrigamos al criminal o al animal.
- S. Freud: ¿Qué objeción puede haber contra los animales? Yo prefiero la compañía de los animales a la compañía humana.
George Sylvester Viereck: ¿Por qué?
- S. Freud: Porque son más simples. No sufren de una personalidad dividida, de la desintegración del ego, que resulta de la tentativa del hombre de adaptarse a los patrones de civilización demasiado elevados para su mecanismo intelectual y psíquico. El salvaje, como el animal es cruel, pero no tiene la maldad del hombre civilizado.
La maldad es la venganza del hombre contra la sociedad, por las restricciones que ella impone. Las más desagradables características del hombre son generadas por ese ajuste precario a una civilización complicada. Es el resultado del conflicto entre nuestros instintos y nuestra cultura. Mucho más desagradables que las emociones simples y directas de un perro, al mover su cola, o al ladrar expresando su displacer. Las emociones del perro (añadió Freud pensativamente), nos recuerdan a los héroes de la antigüedad. Tal vez sea esa la razón por la que inconcientemente damos a nuestros perros nombres de héroes como Aquiles o Héctor.
George Sylvester Viereck: Mi cachorro es un doberman Pinscher llamado Ájax.
- S. Freud: (sonriendo) Me contenta saber que no pueda leer. ¡El sería ciertamente, el miembro menos querido de la casa, si pudiese ladrar sus opiniones sobre los traumas psíquicos y el complejo de Edipo!
George Sylvester Viereck: Aún usted, profesor, sueña la existencia compleja por demás. Entanto me parece que el señor sea en parte responsable por las complejidades de la civilización moderna. Antes que usted inventase el psicoanálisis, no sabíamos que nuestra personalidad es dominada por una hueste beligerante de complejos cuestionables. El psicoanálisis vuelve a la vida como un rompecabezas complicado.
- S. Freud: De ninguna manera. El psicoanálisis vuelve a la vida más simple. Adquirimos una nueva síntesis despues del análisis. El psicoanálisis reordena el enmarañado de impulsos dispersos, procura enrrollarlos en torno a su carretel. O, modificando la metáfora, el psicoanálisis suministra el hilo que conduce a la persona fuera del laberinto de su propio inconciente.
George Sylvester Viereck: Al menos en la superficie, pues la vida humana nunca fue mas compleja. Cada día una nueva idea propuesta por usted o por sus discípulos, vuelven un problema de la conducta humana más intrigante y más contradictorio.
- S. Freud: El psicoanálisis por lo menos, jamás cierra la puerta a una nueva verdad.
George Sylvester Viereck: Algunos de sus discípulos, más ortodoxos que usted, se apegan a cada pronunciamiento que sale de su boca.
- S. Freud: La vida cambia. El psicoanálisis también cambia. Estamos apenas en el comienzo de una nueva ciencia.
George Sylvester Viereck: La estructura científica que usted levanta me parece ser mucho más elaborada. Sus fundamentos - la teoría del “desplazamiento”, de la “sexualidad infantil”, de los “simbolismos de los sueños”, etc- parecen permanentes.
- S. Freud: Yo repito, pues, que estamos apenas en el inicio. Yo apenas soy un iniciador. Conseguí desenterrar monumentos enterrados en los sustratos de la mente. Pero allí donde yo descubrí algunos templos, otros podrán descubrir continentes.
George Sylvester Viereck: ¿Usted siempre pone el énfasis sobre todo en el sexo?
- S. Freud: Respondo con las palabras de su propio poeta, Walt Whitman:
“Más todo faltaría si faltase el sexo” (Yet all were lacking, if sex were lacking). Mientras tanto, ya le expliqué que ahora pongo el énfasis casi igual en aquello que está “más allá” del placer -la muerte, la negociación de la vida. Este deseo explica por qué algunos hombres aman al dolor -como un paso para el aniquilamiento! Explica por qué los poetas agradecen a:
Whatever gods there be,
That no life lives forever
And even the weariest river
Wind somewhere safe to sea.
"Cualesquiera dioses que existan
Que la vida ninguna viva para siempre
Que los muertos jamás se levanten
Y también el río más cansado
Desagüe tranquilo en el mar"
George Sylvester Viereck: Shaw, como usted, no desea vivir para siempre, pero a diferencia de usted, él considera al sexo carente de interés.
- S. Freud: (Sonriendo) Shaw no comprende al sexo. El no tiene ni la más remota concepción del amor. No hay un verdadero caso amoroso en ninguna de sus piezas. El hace humoradas del amor de Julio César -tal vez la mayor pasión de la historia. Deliberadamente, tal vez maliciosamente, él despoja a Cleopatra de toda grandeza, relegándola a una simple e insignificante muchacha. La razón para la extraña actitud de Shaw frente al amor, por su negación del movil de todas las cosas humanas, que emanan de sus piezas el clamor universal, a pesar de su enorme alcance intelectual, es inherente a su psicología. En uno de sus prefacios, él mismo enfatiza el rasgo ascético de su temperamento. Yo puedo estar errado en muchas cosas, pero estoy seguro de que no erré al enfatizar la importancia del instinto sexual. Por ser tan fuerte, choca siempre con las convenciones y salvaguardas de la civilización.
La humanidad, en una especie de autodefensa procura su propia importancia. Si usted raspa a un ruso, dice el proverbio, aparece el tártaro sobre la piel. Analice cualquier emoción humana, no importa cuán distante esté de la esfera de la sexualidad, y usted encontrará ese impulso primordial al cual la propia vida debe su perpetuidad.
George Sylvester Viereck: Usted, sin duda, fue bien seguido al transmitir ese punto de vista a los escritores modernos. El psicoanálisis dió nuevas intensidades a la literatura.
- S. Freud: También recibí mucho de la literatura y la filosofía. Nietzche fue uno de los primeros psicoanalistas. Es sorprendente ver hasta qué punto su intuición preanuncia las novedades descubiertas. Ninguno se percató más profundamente de los motivos duales de la conducta humana, y de la insistencia del principio del placer en predominar indefinidamente que él.
El Zaratustra dice: “El dolor grita: ¡Va! Pero el placer quiere eternidad Pura, profundamente eternidad”. El psicoanalisis puede ser menos discutido en Austria y en Alemania que en los Estados Unidos, su influencia en la literatura es inmensa por lo tanto.
Thomas Mann y Hugo Von Hofmannsthak mucho nos deben a nosotros. Schnitzler recorre un sendero que es, en gran medida, paralela a mi propio desarrollo. El expresa poeticamente lo que yo intento comunicar científicamente. Pero el Dr. Schnitzle no es ni siquiera un poeta, es también un científico.
George Sylvester Viereck: Usted no sólo es un científico, también es un poeta. La literatura americana está impregnada de psicoanálisis. Hupert Hughes, Harvrey O’Higgins y otros, son sus intérpretes. Es casi imposible abrir una nueva novela sin encontrar alguna referencia al psicoanálisis.
Entre los dramaturgos Eugene O’Neill y Sydney Howard tienen una gran deuda con usted. “The Silver Cord” por ejemplo, es simplemente una dramatización del complejo de Edipo.
- S. Freud: Yo sé y entiendo el cumplido que hay en esa afirmación. Pero, tengo cierta desconfianza de mi popularidad en los Estados Unidos. El interés americano por el psicoanálisis no se profundiza. La popularización lo lleva a la aceptación sin que se lo estudie seriamente. Las personas apenas repiten las frases que aprenden en el teatro o en las revistas. Creen comprender algo del psicoanálisis porque juegan con su argot. Yo prefiero la ocupación intensa con el psicoanálisis, tal como ocurre en los centros europeos, aunque Estados Unidos fue el primer país en reconocerme oficialmente.
La Clark University me concedió un diploma honorario cuando yo siempre fui ignorado en Europa. Mientras tanto, Estados Unidos hace pocas contribuciones originales al psicoanálisis.
Los americanos son jugadores inteligentes, raramente pensadores creativos. Los médicos en los Estados Unidos, y ocasionalmente tambien en Europa, tratan de monopolizar para sí al psicoanálisis. Pero sería un peligro para el psicoanálisis dejarlo exclusivamente en manos de los médicos, pues una formación estrictamente médica es con frecuencia, un impedimento para el psicoanálisis. Es siempre un impedimento cuando ciertas concepciones científicas tradicionales están arraigadas en el cerebro.
¡Freud tiene que decir la verdad a cualquier precio! El no puede obligarse a sí mismo a agradar a Estados Unidos donde están la mayoría de sus seguidores. A pesar de su rudeza, Freud es la urbanidad en persona.
El oye pacientemente cada intervención, procurando nunca intimidar al entrevistador. Raro es el visitante que se aleja de su presencia sin un presente, alguna señal de hospitalidad!
Había oscurecido. Era tiempo de tomar el tren de vuelta a la ciudad que una vez cobijara el esplendor imperial de los Habsburgos. Acompañado de su esposa y de su hija, Freud desciende los escalones que lo alejan de su refugio en la montaña a la calle para verme partir. El me pareció cansado y triste al darme el adiós.
“No me haga parecer un pesimista -dice Freud después de un apretón de manos.
Yo no tengo desprecio por el mundo.
Expresar desdén por el mundo es apenas otra forma de cortejarlo, de ganar audiencia y aplauso.
¡No, yo no soy un pesimista, en tanto tenga a mis hijos, mi mujer y mis flores!
No soy infelíz, al menos no más infelíz que otros”.
El silbato de mi tren sonó en la noche. El automóvil me conducía rápidamente para la estación. Apenas logro ver ligeramente curvado y la cabeza grisácea de Sigmund Freud que desaparecen en la distancia….
Traducción del ingles al portugués por Paulo César Souza y al castellano por Miguel Angel Arce
George Sylvester Viereck
Periodista del “Journal of Psichology”
Año 1926 publicada en N.York en 1957
Fuente: AMP Blog
Enlace: http://ampblog2006.blogspot.com/
Imagen de: stenudd.com
jueves, 7 de enero de 2010
Françoise Dolto nos habla sobre el Origen de la Educación.
Un video en francés de la psicoanalista Françoise Dolto quien nos habla del Origen de la Educación. Es un documental que nos proporciona Arnaud de Mezamat. Espero lo disfruten.
miércoles, 6 de enero de 2010
Cronología de Jacques Lacan [V].
1956 : La SFP renueva su pedido de afiliación a la IPA, que es rechazado otra vez. De nuevo Lacan parecer ser el principal obstáculo.
1959 : La SFP vuelve a solicitar su afiliación a la IPA; esta vez la IPA crea una comisión para evaluar esa solicitud.
1961 : La comisión de la IPA llega a París a fin de entrevistar a miembros de la SFP y producir un informe, en virtud del cual se rechaza la solicitud de afiliación de la SFP como sociedad miembro, y se le otorga en cambio el status de "grupo de estudio" mientras continúa la investigación.
1963 : La comisión de la IPA realiza más entrevistas con miembros de la SFP y produce otro informe, en el cual recomienda que se le otorgue a la SFP la afiliación como sociedad miembro, con la condición de que Lacan y otros dos profesionales sean excluidos de la lista de analistas didactas. El informe también estipula que se debe cancelar para siempre la actividad de Lacan como didacta y que a los analistas en formación se les debe prohibir la asistencia al seminario de aquél. Más tarde, Lacan dirá que ésta fue su "excomunión". Él renuncia entonces a la SFP.
1964 : En enero, Lacan lleva su seminario público a la École Normale Supérieure, y en junio funda su propia organización, la École Freudienne de París (EFP).
1965 : Se disuelve la SFP.
1966 : Con el título de Écrits se publica una selección de los ensayos de Lacan. Lacan presenta un trabajo en un congreso realizado en la Johns Hopkins University, de Baltimore.
1967 : Lacan propone que la EFP adopte un nuevo procedimiento, denominado "pase", en el cual los miembros pueden atestiguar el final de su análisis.
1968 : Lacan expresa su simpatía con las protestas estudiantiles de mayo. Los seguidores de Lacan crean un departamento de Psicología de la Universidad de Vincennes (París VIII) y abren sus puertas en diciembre, en medio de las constantes manifestaciones estudiantiles.
1969 : El seminario público de Lacan pasa a la Faculté de Droit.
1973 : Éditions du Seuil publica una transcripción compilada del seminario de Lacan de 1964 (Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis); éste es el primero de los seminarios de Lacan que se publica.
1975 : Lacan visita Estados Unidos, donde da conferencias en la Yale University y en el Massachusetts Institute of Technology, y se encuentra con Noam Chomsky.
1980 : Después de furibundas disputas internas en la EFP, Lacan la disuelve y crea en su lugar la Cause Freudienne. Asiste a un congreso internacional de analistas lacanianos en Caracas.
1981 : Es disuelta la Cause Freudienne, y se crea en su reemplazo la École de la Cause Freudienne. Lacan muere en París el 9 de septiembre, a la edad de ochenta años.
Bibliografía: Diccionario Introductorio de Psicoanálisis Lacaniano; Dylan Evans; Paidós.
Imagen de: commons.wikimedia.org.
Con este escrito se termina la biografía resumida de Jacques Lacan; espero que les halla servido y que continuen en la búsqueda de un psicoanálisis serio.
martes, 5 de enero de 2010
El Inconsciente. Parte 4.
El Inconsciente Colectivo.
Este concepto lo elaboró en el terreno antropológico C. Lévi-Strauss y en el de la psicología analítica C. G. Jung, con una atribución de significado completamente diferente.
a] Para Lévi-Strauss el inconsciente es, por un lado, el lugar de encuentro entre observador y observado y, por el otro, el lugar de encuentro entre modelo y estructura. En efecto, "dado que las subjetividades son incomparables e incomunicables, la posibilidad de comprensión sería imposible si la oposición entre los demás y yo no pudiera ser superada en un terreno que es también aquel en el cual lo subjetivo y lo objetivo se encuentran, vale decir el inconsciente. En efecto, las leyes de la actividad inconsciente están siempre, por un lado, más allá del aprendizaje subjetivo (podemos tomar conciencia, pero sólo como objeto); por el otro, son las que determinan las características de este aprendizaje. [...] Como término mediador entre los demás y yo, profundizando los datos del inconsciente, no prolongamos, si así se puede decir, en el sentido de nosotros mismos: alcanzamos un nivel, que no nos parece extraño porque encierra nuestro yo más secreto, más (mucho más normalmente) porque, sin obligarnos a salir de nosotros mismos, nos pone en coincidencia con formas de actividad que son, al mismo tiempo, nuestras y de los demás, condiciones de todas las vidas mentales de todos los hombres y de todos los tiempos".
b] Por su parte Jung, después de haber distinguido un inconsciente personal de un inconsciente colectivo, escribe que "el inconsciente colectivo es una parte de la psique que se puede distinguir en términos de oposición, del inconsciente personal, por el hecho de que no debe su existencia, como éste a la experiencia personal. Mientras el inconsciente personal está formado esencialmente por contenidos que en un momento fueron conscientes pero que después desaparecieron de la conciencia porque fueron olvidados o reprimidos, los contenidos del inconsciente colectivo nunca estuvieron en la conciencia y por lo tanto nunca fueron adquiridos en el nivel individual, sino que deben su existencia exclusivamente a la herencia. El inconsciente personal consiste sobre todo en 'complejos'; el contenido del incosciente colectivo, en cambio, está formado esencialmente de 'arquetipos'. El concepto de arquetipo, correlato indispensable de la idea de inconsciente colectivo, indica la existencia en la psique de determinadas formas que parecen estar presentes siempre y en todas partes. La investigación mitológica las llama 'motivos'; en la psicología de los primitivos corresponden al concpeto de représentations collectives de Lévy-Bruhl; en el campo de la religión comparada Hubert y Mauss los definieron como 'categorías de la imaginación'".
c] Sin utilizar la expresión "inconsciente colectivo", también Freud, en más de una texto, alude a él cuando en el inconsciente le reserva un lugar a contenidos no adquiridos por el individuo, o sea no ontogenéticos sino filogenéticos, que constituyen el "núcleo dle inconsciente": "El contenido del Icc pude ser comparado con una población psíquica primitiva. Si hay en el hombre unas formaciones psíquicas heredadas, algo análogo al instinto (Instinkt) de los animales, eso es lo que constituye el núcleo del Icc".
Bibliografía: Diccionario de Psicología; Umberto Galimberti; Siglo XXI.
Imagen de: Stenudd.com
lunes, 4 de enero de 2010
Para un Soporte Bilingüe del Seminario de Jacques Lacan. École Lacanienne de Psychanalyse.
domingo, 3 de enero de 2010
Canción: 'el loco' cantada por Ricardo Arjona.
Definitivamente una canción para reflexionar el tema de la locura con base en un simbolismo propio cuya creación de letra es muy acertada. Si el video se ve cortado es por la plantilla del blog que tengo.
sábado, 2 de enero de 2010
Il Piccolo, Piccolo Hans por el Dr. Julio Ortega B.
El presente artículo es una de las mejores relecturas del caso Hans que me ha tocado leer. He querido republicar esta conferencia para el círculo de lectura de los viernes -e intentar con esto que los miembros de la misma- visualicen nuevas perspectivas al capítulo 3 del texto que estamos llevando a cabo. Quiero agradecer por este medio al Dr. Julio Ortega B. quien me dió todas las facilidades de republicar su conferencia. Tamibén pueden darse un paseo por su excelente Blog llamado 'Psicoanálisis en Extensión'.
Conferencia magistral pronunciada el martes 31 de marzo de 2009, en la Facultad de Psicología de la UNAM dentro del SEGUNDO ENCUENTRO INTERNACIONAL DE PSICOANÁLISIS: En conmemoración de los 100 años de El Caso Juanito. La cuestión de lo infantil y el Psicoanálisis de Niños.
"Una de mis memorias infantiles más vívidas es la de verlo en el estribo atestado de gente del tranvía, yendo al partido de fútbol del domingo al Hohe Warte, con una mano en la barandilla y con la otra empuñando su libro más preciado, una copia muy usada, llena de anotaciones, de la Crítica de la razón pura de Kant".
Hans Graf sobre su padre.
Agradezco a los organizadores de este evento, la Psic. Fabiola Chávez Del Arco y el Mtro. Carlos Alberto Vargas, así como a la Facultad de Psicología de la UNAM la invitación para estar hoy aquí con ustedes. Me es grato sobremanera visitar mi alma mater, la escuela en la que estudié la carrera de psicología y que representa muchos recuerdos para mí. Es la primera vez en muchos años que piso esta escuela. Viene a mi memoria, el haber estudiado en momentos en que el más recalcitrante conductismo se ensañaba, perdón quise decir: enseñaba, como casi única opción de formación en las aulas de esta escuela y se había cambiado el lema de nuestra universidad de “por mi raza hablará el espíritu” a: “por mi rata hablará el estímulo”. Todavía hoy tengo pesadillas en las que cierta compulsión a la repetición me atormenta y sueño que debo la última de las materias: Estadística III o algo así. Y me despierto sudando, angustiado en mi cama. Me voy tranquilizando al pasar el día, sabiendo que nunca en mis 25 años o más de clínica con pacientes, he tenido necesidad de usar una sola fórmula de promedio ponderado o moda estadística, percentiles o media armónica. El Sr. Skinner era considerado un ilustre y generoso hombre, que había vuelto científica a la psicología alejándola de cualquier pretensión filosófica inútil o especulación metafísica cercana al psicoanálisis, afortunadamente había descubierto que los principios de conducta que rigen para los humanos eran los mismos que los de las ratas. Así que la parte más esencial de nuestro trabajo formativo se realizaba en laboratorio y consistía en verificar la verdad de las leyes de reforzamiento y castigo en esos blancos animalitos suponiendo que las personas comunes y corrientes, operaban bajo los mismos principios. Eso era antes de que se supiera que este hombre había tenido más de dos años en una caja a su propia hija, aislada de los cambios de temperatura, en cueros (desnuda)… y también recogida del “calor humano nocivo de sus padres”, pues era más sano el tenerla en esa jaula climatizada que protegida por los brazos de su madre y expuesta a la falta de higiene del mundo. Acciones sustentadas por su filosofía personal e ilustrados en su novela Walden Dos que fueron aplicadas a la educación de su propia hija (que hoy nos dice que le está muy agradecida por todo), del delirante autor de un libro con el fascista título de Más allá de la libertad y la dignidad. Pero no quiero dedicar más tiempo a estas ñoñerías, bastante sufrimos ahora en las universidades la tecnología por objetivos, la programación del aprendizaje, el uso de taxonomías como la de Bloom para la planeación de la educación, que han llevado a una mecanización absurda y la imposición de un método más que cuestionable sobre los conceptos. No concibo a Michel Foucault en el Cóllege de France o a Lacan en la École Normal teniendo que someterse a reglas tan absurdas como las que se nos imponen a los académicos en las universidades de México. Estoy aquí para hablar del pequeño Hans en la conmemoración del 100 aniversario del caso clínico que daría lugar, cómo seguramente han mencionado mis colegas, al psicoanálisis infantil. Es el caso princeps primero en una práctica que se habría de convertir en importante después con el trabajo de analistas como Melanie Klein o D. W. Winnicott quienes a los principios de la teoría freudiana, agregaron sus concepciones y prácticas a fin de establecer los principios de una teoría coherente que toma como pivote de la intervención analítica al juego con el niño más allá del intercambio simple de palabras. Quizá extrañe a muchos el título de mi conferencia, en italiano cuando se trata del tratamiento de un pequeño vienés, pero si decidí recurrir a este nombre, ha sido en recuerdo del trabajo de Sergio Finzi que dirigió "Il piccolo Hans. Rivista di analisi materialistica", publicada de 1974 a 1994 con la colaboración de gente como Mario Spinella, Giacomo Contri, Virginia Finzi, Contardo Calligaris.
Revista cuyos materiales son hoy difíciles de ubicar, a tal grado de que cuesta trabajo encontrar en la mismísima Wikipedia italiana una referencia a ese trabajo que duró veinte años. Quizá sea ese el destino del trabajo de muchos, el olvido y la indiferencia, quizá sea ese el destino que me espera también a mí. Pero no quería dejar pasar la oportunidad de traer del polvo ese trabajo y le recuerdo de algunas de las ideas que se produjeron en ese tiempo que conjugaban Freud, Marx y Lacan y que finalmente no desembocaron cómo podría haberse esperado, en una síntesis inquebrantable, pero que produjeron trabajos interesantísimos que no deberían haber sido olvidados tan fácilmente. Sin embargo, precisamente en nuestros días, en que Jean Allouch defiende que el psicoanálisis es una práctica espiritual, creo que hace falta responder que el psicoanálisis tiene más de material que de espiritual. La práctica misma del análisis de niños es completamente material y más allá de cualquier juego de palabras, también lo es el psicoanálisis, que en mi opinión, no necesita cambiar de nombre al neologismo spsychanalyse que le haría retroceder a la concepción psicológica de principios del siglo XX. Hasta 1972, fecha de la aparición de las Memorias de un hombre invisible, transcripción de las cuatro entrevistas acordadas por Herbert Graf con el periodista Francis Rizzo, no se conocía la identidad de ese "niño de cinco años" que con el nombre de "Juanito" había alcanzado la celebridad gracias al relato de Freud sobre su análisis, efectuado por Max Graf, su padre y en el que el profesor habría intervenido prácticamente sólo como espectador, o como sujeto al saber de la transferencia de ambos que habrían ido a visitarle personalmente una vez. Considerado uno de los centrales casos del psicoanálisis, el tratamiento de Juanito ocupó enseguida un lugar particular en los anales del freudismo, en primer lugar porque el paciente (por primera vez) era un niño, lo cual despertó en la sociedad de su momento críticas mordaces sobre la monstruosidad de analizar un niño, y en segundo término porque Freud, en lugar de ocupar la posición de analista, aparentemente habría intervenido sólo como supervisor de la operación analítica del padre. El análisis propiamente dicho de Juanito se desarrolló en el curso del primer semestre de 1908. Fue contemporáneo del análisis de Ernst Lanzer, el Hombre de las Ratas. Freud, con autorización el padre, publicó el historial en 1909, pero ya se había referido a Juanito en dos artículos sobre la sexualidad infantil aparecidos en 1907 y 1908. En realidad, desde 1906, cuando el niño no tenía aún tres años. El caso del Klein Hans es producto de una de las épocas más fructíferas del trabajo de Freud, quien a la sazón había cumplido 53 años y ha logrado llevar su desarrollo vital al punto de romper públicamente con Fliess, transformar la sociedad Psicológica de los miércoles nombrando secretario a Rank, entrar en contacto con los suizos y ser recibido en la Clarck University de los Estados Unidos con honores. En la correspondencia con Jones de junio de 1909, encontramos el señalamiento a su amigo: Nunca logré una comprensión más sutil del alma de un niño. La neurosis infantil del pequeño Juanito, corrobora sobre la marcha y en materia, las conjeturas que los pacientes adultos le habían adelantado a explorar: el material patógeno se podía observar y mostrar desde la misma infancia por interpósita persona, en este caso, el padre del niño. El caso aparece como una verificación también de la teoría después de la escritura de los Tres ensayos para una teoría sexual (1905) dónde el estudio de la evolución libidinal y el infantilismo sexual, así como la fijación del neurótico a estos patrones son la pieza clave que funda la teoría sobre el desarrollo sexual. Ésta es, por cierto, una obra que tiene múltiples pies de página, correspondientes a años muy posteriores, pues al parecer, estuvo en constante revisión por el autor. Quizá por la misma incompletud de su teoría, su carácter permanentemente abierto y la insatisfacción con ciertas respuestas alcanzadas en la primera formulación. En este caso de análisis infantil, el Freud teórico se une al Freud clínico, para corroborar la teoría de la evolución psíquica que formuló, desarrollar una metapsicología del objeto, cotejar su dinámica pulsional con la teoría de la represión y verificar su concepción del deseo materno. Éste será el antecedente que abrirá futuras perspectivas para la práctica clínica de personajes tan ilustres como Oskar Pfister, Hermine Hugh – Hellmunth, Anna Freud, Melanie Klein, y Donald Winnicott, John Bowlby, por supuesto la Dolto, entre otros. El enlace del pequeño pacientito con Freud es, cómo ustedes lo saben, su padre quien funge las veces de analista, por otro lado, parece que es también uno de los principales actores del conflicto, situación que contrariamente a lo que pensó Freud en ese momento, obstaculiza más las cosas que las facilita. Estamos en los inicios de la práctica analítica y Freud mismo analiza a su hija contra toda convención actual, Jung en el frenesí del entusiasmo a su esposa y sus amantes, Hugh -Hellmunt a su sobrino, adolescente rebelde que vive con ella, y que terminará asesinándola. De hecho, en el caso de Juanito, uno de los motivos por los que el análisis parece funcionar tan bien, es por la imposición de un tercero al supuesto saber, que interpreta y corta, aún y cuando la estrategia es muy heterodoxa y difícilmente pueda recomendarse como un paradigma o un ejemplo, porque a decir verdad, no se trata de un análisis del todo y su lectura ofrece muy pobres lecciones sobre técnica de análisis con niños. Hans, es un pequeño de 5 años que es el hijo del musicólogo Max Graf que ha sido durante algunos años miembro de la Sociedad Psicológica de los miércoles. Freud conoce bien de cerca a la familia porque la madre del niño[1] (Olga Hoenig) ha sido su paciente durante varios años, ella es la sexta de un grupo de siete hermanos, una de sus hermanas si no ha cometido suicidio – no es claro – por lo menos, sí lo ha intentado. Sus dos hermanos se han suicidado pegándose un tiro, moda en la que acostumbraban incurrir a finales del siglo XIX, ciertos caballeros burgueses elegantes. Su padre, es el mayor de cinco hermanos, y no tiene una buena relación con su abuelo, que es un escritor político, adepto a los viejos y duros métodos educativos al estilo Schreber. Se dice que trató de llevar la educación de sus hijos de una manera diferente, no fue su única esposa y al parecer siempre permaneció ligado a un amor de juventud, se casó en otras dos ocasiones y estuvo, como habíamos dicho, muy vinculado en un tiempo, al movimiento psicoanalítico. La familia de Freud y la de Graf, están en un momento dado muy unidas, allí en el texto utiliza, no cualquier denominativo, sino el adjetivo hermosa, para referirse a la madre de Juanito. Freud está persuadido poco antes, de que el casamiento de Max Graf y Olga Hoenig será en evento que traerá felicidad a ambos; estima en el texto que el « pequeño Hans» gozó del beneficio de una educación clemente y adecuada, y considera que Olga Hoenig era una excelente madre. Los invita a la boda de uno de sus hijos, amén de visitarlos en casa. Graf está completamente de acuerdo con educar a Juanito con los principios del psiconálisis aplicado. Trata de no ejercer sobre el chico la menor coerción posible, los padres se portan extremadamente pacientes, se interesan en su charla, registran sus sueños y se entretienen en una permisividad amorosa. Hans es un dechado de perversiones, está enamorado de todos, más bien todas las personas a su alrededor, su madre, su padre, sus primas, las hijas de una familia amiga, su primo. El estilo psicoanalítico de educación no impidió que los Graf usaran un montón de estereotipos de la época victoriana y sus rezagos. Cuando a los tres y medio años, la madre encuentra tocándose a Hans, le dice que llamará al doctor para que le corte la colita. Ante la venida de la hermanita, que evidentemente estaba en la panza de mamá, no se les ocurre mejor idea que decir que se las ha traído la cigüeña. Sobre este asunto, Juanito aparece hasta más razonable que sus padres, al no tragarse demasiado el cuento. Es decisivo para comprender de nuevo la relaciones complejas de este material, la entrevista realizada en 1952 por Kurt Eissler a Max Graf, padre del "pequeño Hans". Conversación utilizada por Josiane Praz para develar el árbol genealógico y la trayectoria histórica vital de Juanito a través del tiempo, y textos que aparecen íntegros – junto a otros – en el número 10 de la revista argentina Fort Da (noviembre de 2008), enteramente dedicada al caso Juanito. También allí aparece reproducida la entrevista de Rizzo al pacientito, convertido en uno de los más exitosos escenógrafos de ópera de todos los tiempos. Texto ignorado o despreciado por Lacan en sus referencias al caso de análisis infantil que califica de un análisis exitoso. El caso Juanito también es importante porque completa un cuadro de reflexión psicopatológico sobre la histeria que nos hablaría de una división entre:
- Histeria Hipnoide. Hipótesis más bien atribuible a Breuer.
- Histeria de retención. Que se debería a la marca de un trauma y la imposibilidad de abreacción del afecto retenido (Caso Rosalía)
- Histeria de Defensa (que prácticamente hasta 1909, incluye a casi todas): Trauma más la imposibilidad de evocar representaciones susceptibles de provocar efectos displacenteros.
- Histeria de conversión. Con o sin angustia.
- Histeria de Angustia → neurosis fóbica.
De hecho, supone un desplazamiento de la teoría hasta un punto en que claramente se percibe que afecto y representación están separados y el afecto aparece como engañoso. Es lógico: está desplazado. El psicoanálisis así no atienderá al afecto como una marca de algo esencial. La complejidad aquí de la teoría psicoanalítica escapa a las fórmulas sencillas que han pasado a la cultura popular. El síntoma fóbico no es nunca un recuerdo traspuesto mecánicamente a un signo, sino una fantasía y un dispositivo que muestra aquello que aparece como reprimido: la relación con el Otro, su deseo y la represión. En el caso Juanito la madre finge que ella tiene hace pipí, y responde por la afirmativa ante la duda de Juanito que, sin embargo, apuntaba a la respuesta correcta. Los indicadores del gusto por la masturbación del hace – pipí, el enamoramiento hacia la niña en Gnumden, son no sólo efectos eróticos sino indicadores de que él desea poner su deseo en otro lugar que el materno. La madre no da a Hans un lugar fuera de sí misma, lugar al Nombre-del-Padre, que de lugar a la triangulación del Edipo. La mentira de que la madre tiene falo da lugar a una obsesión que gira en torno al falo imaginario de la madre. Da lugar a la verificación de una imagen delirante de completud de la madre por parte de Juanito que aparece en el relato del caso como la certificación de haber visto el pene de la madre. La mano que Hans pasa por el hace-pipí viene a recuperar la satisfacción que un día tuvo de la madre; la añoranza original parecería una evocación de la mano de mamá. En realidad es también, y en este sentido, el síntoma siempre tiene más de una interpretación, incluso contradictoria pero sostenible a par con su inversa debido a la lógica misma del inconsciente. Por otra parte, la introducción de un placer de órgano camina en dirección a un autoerotismo alcanzable sin la intervención de la madre, lo cual hablaría de una cierta evolución en el camino del desarrollo. El síntoma masturbación es un intento de alejamiento de la madre y llama la atención – en una educación con principios psicoanalíticos – el regaño materno hacia una conducta masturbatoria habitual a esa edad y la amenaza de castración no extraña asociada a la represión directa. Cómo después veremos, hay una relación directa entre esta conducta materna, el síntoma posterior y la histeria propia de la madre. Se trata de una mamá en extremo seductora que no parece tener ningún recato ante su bebé, pues se viste y desviste, especulamos que se baña enfrente de Juanito sin ningún pudor e incluso permite que duerma con él sin que medie ninguna distancia que establezca un límite que daría lugar a la Ley de prohibición al incesto. Porque Edipo significa normativización a la regla, intervención de un tercero y finalmente establecimiento de una pauta social con la cual aparece identificado el niño y que se volverá un ideal a respetar e imponer en sucesivas generaciones. Gracias al Edipo se establece una relación bien organizada entre el sujeto, el objeto de deseo y el otro. Para Freud, la fobia a los caballos, vinculada al término histeria de angustia, sería el desplazamiento de la amenaza a un objeto metonímico. Juanito ha fijado en el caballo, que hoy sería el equivalente de tener miedo a los automóviles en las calles, el temor a la castración del padre que aparecería como el elemento de corte temido ante la conducta incestuosa que aparece alimentada por la seducción de la madre. El síntoma fóbico parecería caer sobre Hans – según la lectura que hace de Lacan, Erik Porge[2] – en el momento en que las reglas del juego son perturbadas dónde debe asumir la integración simbólica de su sexo y agreguemos, la carencia propia y la necesidad del otro. Estas reglas son perturbadas porque en ese momento Hans se encuentra entrampado en una relación imaginaria, dual, con su madre, dentro de un juego intersubjetivo de velamiento/develamiento del falo de ésta. Los acontecimientos reales que perturban la introducción de un límite edipiano, son los primeros goces fálicos que agitan a Hans y el nacimiento de una pequeña hermanita: Anna. No se trata para Hans solamente del interrogante de tener un pene pequeño o grande, sino la introducción también de una pregunta fundamental de dónde vienen los niños, que implica interrogarse sobre el significante padre y la revelación de la insuficiencia de la madre para clonarse, por así decirlo, sin necesidad de un hombre. Confrontado a la revisión de su sistema simbólico, Hans se encuentra desconcertado. Por un lado su madre hace juicios despectivos sobre su sexo: no es más que una porquería. Por otro, la madre no renuncia a conservar a Hans como su pequeño apéndice que lleva a todas partes: al baño, al lecho…y esto a pesar de las intervenciones del padre que quedan sin efecto. De hecho, la fobia es cómo lo ha señalado Massota[3], un llamado al padre. Pensándolo a partir de Introducción teórica a las funciones del Psicoanálisis en Criminología [4] el crimen de la madre sería retener que ella no tiene hace-pipí, sustraer un objeto de saber en la historia familiar. El padre, está muy prendido al matriarcado con sus visitas dominicales a su propia madre, y no puede servir de soporte a una transformación del sistema simbólico de Hans. Lo que Hans demandaría a su papaíto es que actúe con cierta violencia, se pare como un hombre verdadero (con autoridad) y se enoje. Le prohíba seguir adelante en la relación imaginaria incestuosa con la madre. La aparición de la fobia infantil entonces, habría sido un llamado de atención que convoca a intervenir a la función paterna, al parecer en los casos de fobia – no sólo los que pueden calificarse de infantiles –, prevalecería un desplazamiento de la figura paterna hacia el elemento fóbico o la acción contrafóbica. No es una fórmula tan simple, porque la substitución del elemento reprimido por el fóbico no es directa, sino se realiza a través de múltiples transformaciones y en cierto modo el pequeño Juanito en su fobia, también expresa que ha convertido en objeto fetiche al caballo (es curioso, en este sentido, el regalo que le ofrece Freud antes del “tratamiento”, con ocasión de su tercer cumpleaños: un caballito mecedor). Él ha decidido que el sexo femenino, el de la madre que ha podido constatarse sin pene, tiene uno de todos modos. Pero ese pene que no ha existido nunca, ese objeto que se define por su ausencia, puesto que, evidentemente, no se lo ha visto nunca, es de hecho un objeto simbólico que falta y que sin embargo no puede faltar: el falo. La respuesta de la madre contradice algo que aparecería como una natural angustia de castración y le hace entrar en pánico. Si la madre tiene falo, es omnipotente a tal grado que es inútil escapar de ella. Él se queda a su lado. Hasta ahora habíamos pensado todo esto con Lacan y hasta Lacan, resumiendo nuestras conclusiones en el hecho de que el síntoma fóbico trata de reintruducir algo en el nivel del padre. El síntoma ha jugado un papel reparador en algo que está roto y que media entre lo imaginario y lo simbólico, tratando de introducir algo de lo real: la presencia de un padre y sus transmutaciones. Sin embargo, creo que conviene mediar un poco, estas afirmaciones con otras consideraciones y datos que cómo decía han ido apareciendo. Olga Hening y Max Graf se encuentran antes de 1900 cuando ella es paciente de Freud. Ésta le habla fascinada de un médico que la trata con un novísimo método, quien en un momento dado, ha decidido seguirla tratando a pesar de que ella no tiene dinero. Es una costumbre que tiene Freud y que es parte de lo que él considera su servicio social a la comunidad y que ya ha puesto en práctica con el Hombre de los Lobos. Ella le cuenta del método del psicoanálisis y él queda fascinado por su relato, hace que su mujer lo acerque a Freud, quien lo acoge inmediatamente en la Sociedad Psicológica de los Miércoles. Max Graf está realmente apasionado con el profesor y cómo crítico literario, se pone al servicio de su maestro para proporcionarle material sobre cómo pueden los escritores pasar del fantaseo creador a la escritura literaria. Con Freud, Graf[5] va a explorar la infancia de los escritores, proponiendo un método: hay que evitar, dice, basarse en una autobiografía, pues allí pudo actuar la represión que lleva a disfrazar el relato. Tampoco es conveniente convertirse en el biógrafo del artista, como Lombroso o los psicólogos franceses, "hurgadores de almas", quienes sólo ven en el escritor un tipo de criminal o de neurótico, un "degenerado superior". Propone, en cambio, partir de las obras, buscando en ellas los motivos poéticos que se repiten, lo que él llama los motivos personales. Los temas centrales de la obra revelan los mecanismos más secretos de la personalidad, "allí – dice –estamos en el centro del inconsciente. Allí conoce a Steckel, Silverer, David Bach, Ferenczi, que no le impresionan demasiado, pero sí a otros que le simpatizan: Adler y Jung. En otras palabras, los que no debieran agradarle para ser fiel a la causa del psicoanálisis. Se habla de diversos temas, llegando a analizarse a Nietzsche y a otros filósofos. Un día, todos se ponen a analizar a Freud, según las reglas del psicoanálisis que se han aprendido, aunque el resultado no es muy bueno, porque topa con la resistencia de Freud. Freud es una figura dominante en este escenario, es el padre primordial, generoso y a un tiempo implacable sobre las desviaciones. Interviene de manera decisiva en la vida de estos hombres sin que nada lo deba o pueda frenar. En un momento dado, Graf se le acerca para preguntarle si debe casarse con Olga, la paciente que le introdujo con él mismo y Freud contesta sin chistar: ¡Cásese. Lo que sucederá solamente es que usted encontrará placer! ¡Cómo entonces dudar de Freud! Max se casa de inmediato con ella y se dispone a vivir una vida feliz. Sólo que existe un pequeño problema, ella no ha vencido su inhibición hacia el sexo y lo considera degradante, algo de este asunto aparece en el material de Juanito. Freud visita frecuentemente la casa de los Graf, el mismo Herbert (Hans) le llega a evocar entre sus recuerdos como un personaje que llama la atención. La relación entre ambas familias llega a ser amistosa y cordial. En otro momento, Graf que es un hombre liberal y de avanzada, le pregunta a Freud si debe educar a su hijo como judío, la respuesta es enfática: Déjelo crecer como judío pues si los judíos son tan oprimidos que deben luchar tanto y producir el doble que los otros, usted le sacará a este chico mucho de esta energía. ¡¡Le hará bien dejándolo crecer como un judío!! Después de un año nuevamente visita al profesor y le dice que su matrimonio no anda. Ella sigue siendo histérica y rehúye también el contacto social, tan necesario para proyectar la carrera de Graf. Ella tiene 23 y él 27, le llega a romper sus trabajos escritos por envidia, y no tolera su éxito profesional incipiente, no le basta ser madre. No le bastará y en el fondo no le gusta ser mujer. Su hija pagará las consecuencias. El profesor se muestra sorprendido, en vista de lo cual él decide darse un tiempo más… en realidad se queda 18 años… por los hijos… cómo se dice en la jerga de las telenovelas. Dentro de la Sociedad de los Miércoles, Freud, exhorta a sus colegas a realizar el ejercicio de observar a los niños, para aportarle pruebas bien fundadas sobre sus tesis en relación de la sexualidad infantil, expuestas después con claridad en Tres ensayos de teoría sexual. Max Graf es de los más entusiastas y toma notas sobre todo lo que tiene que ver con la sexualidad del niño, para transmitirlo al maestro, que se había convertido en una persona de trascendental importancia en la familia. Desde las primeras anotaciones del padre, Juanito aparece muy preocupado por esa parte de su cuerpo que él llama su "hace pipí". Como Oscar Massota indica, en primerísimo lugar en el caso, se encuentra la teoría loca de la premisa universal del pene. Poco tiempo después, es que Juanito se pone mal, tiene los síntomas de neurosis que ya describimos. En parte porque desea darle un lugar a su padre frente al deseo materno, y también porque encarna el último de los regalos y de los más valiosos de Graf a Freud. Con éste caso podrá probar sus teorías, le lleva a su mismísimo hijo en un gesto que le asemeja al Abraham bíblico al que Jehová le pide sacrifique a su hijo. Con ese gesto, procura ganarse al profesor más allá de toda medida, no hay que olvidar que asiste a las reuniones del profesor de 1902 a 1912, son muchos años en la vida de alguien, y sólo prueban el lazo afectivo significativo tendido por lo menos de Graf hacia Freud. Llama la atención que no se escriba el caso en conjunto, pese a que la intervención del padre resulta esencial. Le alude Freud de diferentes maneras: "el padre", "un adherente cercano", "un alumno", "un analista principiante". Uno podría decir que es para proteger la identidad del niño y del padre, pero quizá no le hubiera molestado a Graf en absoluto, compartir créditos como alguna vez lo hizo Freud con Breuer, mejor aún Breuer con Freud. Eso no sucederá, y él no va a quejarse. La presencia del profesor no es nueva para Hans, y el sujeto supuesto al saber que está instalado en relación al profesor data de tiempo antes de la entrevista, en realidad Freud ha actuado como un Amo de tiempo atrás, determinando la vida familiar de los Graf y propiciando el nacimiento de los hijos. Un relato de Max[6] dice: Freud tenía un papel entusiasta en todos los acontecimientos familiares de mi casa; esto, a pesar de que yo era un hombre joven y Freud era ya de edad avanzada y sus cabellos maravillosamente negros comenzaban a encanecer. En ocasión del tercer cumpleaños de mi hijo, Freud le trajo de regalo un caballo de balanceo que por sí mismo llevó hasta arriba por los cuatro tramos de escalera que conducían a mi casa. Freud sabía cómo convivir con la gente; era una persona de sentimientos sociales. Su regla fundamental consistía en atender siempre, al menos, a un paciente sin compensación económica. Era su manera de hacer un bien social. Éste regalo mencionado, es niebla en su recuerdo, en dos declaraciones distintas, Max Graf sitúa en momentos diversos del tiempo el regalo. En el momento rememorado que citamos habla de que fue a los 3 años, en la entrevista con Eissler menciona que ese regalo fue dado a Freud a raíz de su curación, lo que situaría mucho después el objeto. Si el caballo fue regalado a los 3 años, no puede dejar de establecerse una relación entre éste y el objeto fóbico. Hans sabe lo mucho que su padre admira al profesor, cómo desea su reconocimiento y amor, en consecuencia también enferma, como una manera de complacerlo, de reivindicar la teoría freudiana y llevar a su padre a una posición de amor respecto del padre primordial. Nuestro admirado colega Juan Carlos Consentino[7], afirma que en relación con la aparición de su fobia, no hay en el historial del pequeño Hans un acontecimiento crítico que la explique, pasando por alto que la fobia puede ser también un gesto de amor, un regalo de Hans a su padre, para que éste lo de a su vez al doctor Freud. Por otro lado, si el caballo es ofrecido como regalo después de curada la fobia, resulta gracioso el gesto. Una especie de reforzamiento a su cura y de compensación por los servicios prestados a la causa psicoanalítica. La Sociedad Psicológica de los Miércoles se transforma en una institución, una sociedad en la que ocupa un papel principal Otto Rank quien se convierte en el favorito del profesor. Jung y Adler han sido expulsados del grupo desde hace tiempo, pues Freud no tolera combinaciones ni disidencias. En un momento dado Graf se le acerca a comentarle cómo está tratando de hacer la síntesis entre su pensamiento y el de Adler… el profesor le dice que tiene que escoger. Graf está desilusionado ahora. Ha sido despreciado por el padre de la horda primitiva quien se comporta implacable en su campaña a favor del psicoanálisis, cualquier persona pasa a segundo término. Amén de que Graf no es médico y el profesor admite ahora preferentemente médicos en su círculo de íntimos, pues piensa que es una manera de dar prestigio y salvaguardar el futuro del psicoanálisis. Los intereses de Graf, por otro lado le van separando cada vez más de Freud, escribe sobre música y el profesor tiene más bien un oído de piedra y poca cultura musical. El segundo embarazo de Olga la pequeña que aparece con el nombre de Hanna, sufre la histeria de la madre y el favoritismo de los padres por Juanito. Para nada aparece en el historial de Freud, que la pequeña Hanna ha sido dejada de lado por su madre desde su nacimiento. Según, Max Graf, su esposa estaba celosa de ella porque era una niña, y supone que probablemente hubiera querido un segundo niño: no vivió jamás en buena armonía con su hija. No se le concede una oportunidad de estudiar – muchas veces se ha hablado de la liberalidad de los padres pero ésta información contradice lo dicho – y ella decide casarse tempranamente con un ex soldado ruso. Que hace las veces de albañil y por su bella voz, encarrilada por Hanna, pasa a ser un escenógrafo operístico (¡La misma profesión del hermano!) Su vida sentimental es desastrosa, se divorcia. Se busca luego otro hombre y termina suicidándose años más tarde, repitiendo la misma historia fatídica de la familia de la madre. Hans visita al profesor, pues descubre unos papeles del padre que aluden a su caso. Max Graf ya no tiene por entonces relación con Freud, pero encamina a su hijo al consultorio de Freud para que se muestre cuando entra en el mundo artístico en 1918, satisfecho en lo que respecta a la evolución de su hijo, el profesor se muestra muy interesado constatando el éxito de este tratamiento. Freud había hecho una broma respecto al futuro del niño, había dicho que alguna vez trabajaría en una caballeriza. El chico es muy inquieto y está totalmente volcado a la música desde edad temprana. Freud lo ve sano, fuerte, y resulta la comprobación no sólo de la teoría psicoanalítica, sino de la práctica. En realidad puede conjeturarse que Max lo envía también para decirle a Freud que él ha hecho el papel de buen padre (eso que es tan difícil de hacer) y que el hijo no va a trabajar con la caca de los caballos, sino que ha seguido, y luego superará sus pasos, en relación a la música. El éxito terapéutico evocado merece ser visto con más cuidado de cerca. Max Graf, en 1952, declara a Kurt Eissler que tendría muchas cosas para decir sobre su hijo adulto, cosas que no entrarían ciertamente en el esquema de la normalidad. Pero deja en el misterio ese lado oscuro de su sexualidad, no quieriendo decir de eso más sin el permiso de su hijo, siendo muy buena la relación entre ellos. Como Max Graf temía que sus declaraciones se hicieran públicas, todo lo que sin embargo aceptó decir, es que, cuando Herbert Graf leyó el relato de su caso, eso le dio una fuerte impresión y le agradeció haber tomado en sus manos su caso ¿En vista de qué? No sabemos. Jacques Lacan, en su seminario IV, del año 1956-57, tras un cuidadoso trabajo de lectura del texto freudiano, sentenciará que en el porvenir de Hans avizoraba una posición heterosexual pasivizada, poco viril, asegurando que en el destino de este niño veía dibujarse un caballero identificado al ideal materno y carente de padre, tal como arroja en ciertas palabras brutalmente irónicas: un estilo no ajeno a nuestra época, el de la generación de los años 1945, esa gente encantadora que espera que las iniciativas vengan del otro lado, esperan, por decirlo todo, que a ellos les quiten los pantalones. Alguien dijo aquí ayer en este escenario, que la figura del hombre y del padre, no son ahora trágicas según afirma Lacan, sino que el hombre es hoy diferente frente a otro tipo de mujeres. Todo esto me parece una repetición banal de la teoría lacaniana en todo caso. La figura del hombre y del padre siempre tendrá algo de trágica e imposible de sostener. Volviendo a este caso en su seminario de 1968-1969, titulado De un otro al Otro, Lacan evoca la curación proclamada por Freud, y se pregunta: ...Juanito ya no tiene miedo a los caballos, ¿y después? No es seguro que ese Hans fuera totalmente carente de padre. Es evidente el gran amor que profesa por él, a pesar o precisamente porque su estilo no es el de un amo implacable. Sí es verdad que el deseo de la madre inunda las cámaras de flotación de su barco, pero el destino le llevará a convertirse en un musicólogo y escenógrafo de ópera como no se había conocido antes y a acceder a la función paterna a diferencia de cierto paciente de Freud que responde al nombre de Sergei Pankejeff. Se casa dos veces, la primera en 1927 con Liselotte Austeritz, con quien tuvo un primer hijo, ella fue también entrevistada por Eissler y se refirió a la madre de Herbert como una enferma mental grave que era evitada por su hijo y que nunca lo aconsejaba bien, enemiga acérrima de Freud y partidaria de Adler, con quien mantuvo un vínculo amistoso después de que éste fuera expulsado del círculo de Freud. Liselotte termina suicidándose. Y la segunda con Margrit Thuering, con quien vivió en Suiza y mantuvo probablemente una relación mucho más estable y menos conflictiva que con su primer pareja. De dicha relación nació su segunda hija, de nombre Ann-Kathrin Graf, cuando él ya contaba con 63 años y luego de haber asumido como director general del Zurich Opera y del Gran Theatre de Ginebra, siendo a esa altura de su vida un reconocido productor y director de escena en el mundo de la Opera, tras 30 años de trabajar en el prestigioso Metropolitan de New York, de tener publicados tres libros sobre su especialización y una exitosa carrera profesional que lo llevó a compartir escenarios con grandes cantantes como Maria Callas, Mario Lanza, Marian Anderson, o Reri Grist, y de haber tenido a su cargo la dirección escénica de memorables obras clásicas como Otelo, Don Giovanni, y Las bodas de Fígaro, además de dirigir a muchísimos de los más renombrados músicos del siglo XX y formar una fundación que le sobrevive. Su hija Ann-Kathrin que apenas le conoció, pues él murió cuando apenas ella tenía 6 años, le recuerda inclinado sobre su escritorio, trabajando, afanado en preparar el montaje de una obra.
[1] Praz Josaine. El "pequeño Hans" y su familia: datos históricos y biográficos. Revista Fort – Da. No. 10. Noviembre de 2008.
[2] Del desplazamiento al síntoma fóbico. Idem.
[3] Juanito: una llamada al padre. Oscar Masotta. Idem
[4] Ornelas Cristal. El caso Freud desde Freud y Lacan. Carta Psicoanalítica. No. 8. Marzo de 2006.
[5] Gauthron Martine. Max Graf, go-between entre Freud y Hans. Idem.
[6] Conviene leer a conciencia todos los artículos del Número 10 de Fort – Da.
[7] Cosentino Juan Carlos El pequeño Hans. Revista Fort – Da. No. 10. Noviembre de 2008.
Conferencia magistral pronunciada el martes 31 de marzo de 2009, en la Facultad de Psicología de la UNAM dentro del SEGUNDO ENCUENTRO INTERNACIONAL DE PSICOANÁLISIS: En conmemoración de los 100 años de El Caso Juanito. La cuestión de lo infantil y el Psicoanálisis de Niños.
"Una de mis memorias infantiles más vívidas es la de verlo en el estribo atestado de gente del tranvía, yendo al partido de fútbol del domingo al Hohe Warte, con una mano en la barandilla y con la otra empuñando su libro más preciado, una copia muy usada, llena de anotaciones, de la Crítica de la razón pura de Kant".
Hans Graf sobre su padre.
Agradezco a los organizadores de este evento, la Psic. Fabiola Chávez Del Arco y el Mtro. Carlos Alberto Vargas, así como a la Facultad de Psicología de la UNAM la invitación para estar hoy aquí con ustedes. Me es grato sobremanera visitar mi alma mater, la escuela en la que estudié la carrera de psicología y que representa muchos recuerdos para mí. Es la primera vez en muchos años que piso esta escuela. Viene a mi memoria, el haber estudiado en momentos en que el más recalcitrante conductismo se ensañaba, perdón quise decir: enseñaba, como casi única opción de formación en las aulas de esta escuela y se había cambiado el lema de nuestra universidad de “por mi raza hablará el espíritu” a: “por mi rata hablará el estímulo”. Todavía hoy tengo pesadillas en las que cierta compulsión a la repetición me atormenta y sueño que debo la última de las materias: Estadística III o algo así. Y me despierto sudando, angustiado en mi cama. Me voy tranquilizando al pasar el día, sabiendo que nunca en mis 25 años o más de clínica con pacientes, he tenido necesidad de usar una sola fórmula de promedio ponderado o moda estadística, percentiles o media armónica. El Sr. Skinner era considerado un ilustre y generoso hombre, que había vuelto científica a la psicología alejándola de cualquier pretensión filosófica inútil o especulación metafísica cercana al psicoanálisis, afortunadamente había descubierto que los principios de conducta que rigen para los humanos eran los mismos que los de las ratas. Así que la parte más esencial de nuestro trabajo formativo se realizaba en laboratorio y consistía en verificar la verdad de las leyes de reforzamiento y castigo en esos blancos animalitos suponiendo que las personas comunes y corrientes, operaban bajo los mismos principios. Eso era antes de que se supiera que este hombre había tenido más de dos años en una caja a su propia hija, aislada de los cambios de temperatura, en cueros (desnuda)… y también recogida del “calor humano nocivo de sus padres”, pues era más sano el tenerla en esa jaula climatizada que protegida por los brazos de su madre y expuesta a la falta de higiene del mundo. Acciones sustentadas por su filosofía personal e ilustrados en su novela Walden Dos que fueron aplicadas a la educación de su propia hija (que hoy nos dice que le está muy agradecida por todo), del delirante autor de un libro con el fascista título de Más allá de la libertad y la dignidad. Pero no quiero dedicar más tiempo a estas ñoñerías, bastante sufrimos ahora en las universidades la tecnología por objetivos, la programación del aprendizaje, el uso de taxonomías como la de Bloom para la planeación de la educación, que han llevado a una mecanización absurda y la imposición de un método más que cuestionable sobre los conceptos. No concibo a Michel Foucault en el Cóllege de France o a Lacan en la École Normal teniendo que someterse a reglas tan absurdas como las que se nos imponen a los académicos en las universidades de México. Estoy aquí para hablar del pequeño Hans en la conmemoración del 100 aniversario del caso clínico que daría lugar, cómo seguramente han mencionado mis colegas, al psicoanálisis infantil. Es el caso princeps primero en una práctica que se habría de convertir en importante después con el trabajo de analistas como Melanie Klein o D. W. Winnicott quienes a los principios de la teoría freudiana, agregaron sus concepciones y prácticas a fin de establecer los principios de una teoría coherente que toma como pivote de la intervención analítica al juego con el niño más allá del intercambio simple de palabras. Quizá extrañe a muchos el título de mi conferencia, en italiano cuando se trata del tratamiento de un pequeño vienés, pero si decidí recurrir a este nombre, ha sido en recuerdo del trabajo de Sergio Finzi que dirigió "Il piccolo Hans. Rivista di analisi materialistica", publicada de 1974 a 1994 con la colaboración de gente como Mario Spinella, Giacomo Contri, Virginia Finzi, Contardo Calligaris.
Revista cuyos materiales son hoy difíciles de ubicar, a tal grado de que cuesta trabajo encontrar en la mismísima Wikipedia italiana una referencia a ese trabajo que duró veinte años. Quizá sea ese el destino del trabajo de muchos, el olvido y la indiferencia, quizá sea ese el destino que me espera también a mí. Pero no quería dejar pasar la oportunidad de traer del polvo ese trabajo y le recuerdo de algunas de las ideas que se produjeron en ese tiempo que conjugaban Freud, Marx y Lacan y que finalmente no desembocaron cómo podría haberse esperado, en una síntesis inquebrantable, pero que produjeron trabajos interesantísimos que no deberían haber sido olvidados tan fácilmente. Sin embargo, precisamente en nuestros días, en que Jean Allouch defiende que el psicoanálisis es una práctica espiritual, creo que hace falta responder que el psicoanálisis tiene más de material que de espiritual. La práctica misma del análisis de niños es completamente material y más allá de cualquier juego de palabras, también lo es el psicoanálisis, que en mi opinión, no necesita cambiar de nombre al neologismo spsychanalyse que le haría retroceder a la concepción psicológica de principios del siglo XX. Hasta 1972, fecha de la aparición de las Memorias de un hombre invisible, transcripción de las cuatro entrevistas acordadas por Herbert Graf con el periodista Francis Rizzo, no se conocía la identidad de ese "niño de cinco años" que con el nombre de "Juanito" había alcanzado la celebridad gracias al relato de Freud sobre su análisis, efectuado por Max Graf, su padre y en el que el profesor habría intervenido prácticamente sólo como espectador, o como sujeto al saber de la transferencia de ambos que habrían ido a visitarle personalmente una vez. Considerado uno de los centrales casos del psicoanálisis, el tratamiento de Juanito ocupó enseguida un lugar particular en los anales del freudismo, en primer lugar porque el paciente (por primera vez) era un niño, lo cual despertó en la sociedad de su momento críticas mordaces sobre la monstruosidad de analizar un niño, y en segundo término porque Freud, en lugar de ocupar la posición de analista, aparentemente habría intervenido sólo como supervisor de la operación analítica del padre. El análisis propiamente dicho de Juanito se desarrolló en el curso del primer semestre de 1908. Fue contemporáneo del análisis de Ernst Lanzer, el Hombre de las Ratas. Freud, con autorización el padre, publicó el historial en 1909, pero ya se había referido a Juanito en dos artículos sobre la sexualidad infantil aparecidos en 1907 y 1908. En realidad, desde 1906, cuando el niño no tenía aún tres años. El caso del Klein Hans es producto de una de las épocas más fructíferas del trabajo de Freud, quien a la sazón había cumplido 53 años y ha logrado llevar su desarrollo vital al punto de romper públicamente con Fliess, transformar la sociedad Psicológica de los miércoles nombrando secretario a Rank, entrar en contacto con los suizos y ser recibido en la Clarck University de los Estados Unidos con honores. En la correspondencia con Jones de junio de 1909, encontramos el señalamiento a su amigo: Nunca logré una comprensión más sutil del alma de un niño. La neurosis infantil del pequeño Juanito, corrobora sobre la marcha y en materia, las conjeturas que los pacientes adultos le habían adelantado a explorar: el material patógeno se podía observar y mostrar desde la misma infancia por interpósita persona, en este caso, el padre del niño. El caso aparece como una verificación también de la teoría después de la escritura de los Tres ensayos para una teoría sexual (1905) dónde el estudio de la evolución libidinal y el infantilismo sexual, así como la fijación del neurótico a estos patrones son la pieza clave que funda la teoría sobre el desarrollo sexual. Ésta es, por cierto, una obra que tiene múltiples pies de página, correspondientes a años muy posteriores, pues al parecer, estuvo en constante revisión por el autor. Quizá por la misma incompletud de su teoría, su carácter permanentemente abierto y la insatisfacción con ciertas respuestas alcanzadas en la primera formulación. En este caso de análisis infantil, el Freud teórico se une al Freud clínico, para corroborar la teoría de la evolución psíquica que formuló, desarrollar una metapsicología del objeto, cotejar su dinámica pulsional con la teoría de la represión y verificar su concepción del deseo materno. Éste será el antecedente que abrirá futuras perspectivas para la práctica clínica de personajes tan ilustres como Oskar Pfister, Hermine Hugh – Hellmunth, Anna Freud, Melanie Klein, y Donald Winnicott, John Bowlby, por supuesto la Dolto, entre otros. El enlace del pequeño pacientito con Freud es, cómo ustedes lo saben, su padre quien funge las veces de analista, por otro lado, parece que es también uno de los principales actores del conflicto, situación que contrariamente a lo que pensó Freud en ese momento, obstaculiza más las cosas que las facilita. Estamos en los inicios de la práctica analítica y Freud mismo analiza a su hija contra toda convención actual, Jung en el frenesí del entusiasmo a su esposa y sus amantes, Hugh -Hellmunt a su sobrino, adolescente rebelde que vive con ella, y que terminará asesinándola. De hecho, en el caso de Juanito, uno de los motivos por los que el análisis parece funcionar tan bien, es por la imposición de un tercero al supuesto saber, que interpreta y corta, aún y cuando la estrategia es muy heterodoxa y difícilmente pueda recomendarse como un paradigma o un ejemplo, porque a decir verdad, no se trata de un análisis del todo y su lectura ofrece muy pobres lecciones sobre técnica de análisis con niños. Hans, es un pequeño de 5 años que es el hijo del musicólogo Max Graf que ha sido durante algunos años miembro de la Sociedad Psicológica de los miércoles. Freud conoce bien de cerca a la familia porque la madre del niño[1] (Olga Hoenig) ha sido su paciente durante varios años, ella es la sexta de un grupo de siete hermanos, una de sus hermanas si no ha cometido suicidio – no es claro – por lo menos, sí lo ha intentado. Sus dos hermanos se han suicidado pegándose un tiro, moda en la que acostumbraban incurrir a finales del siglo XIX, ciertos caballeros burgueses elegantes. Su padre, es el mayor de cinco hermanos, y no tiene una buena relación con su abuelo, que es un escritor político, adepto a los viejos y duros métodos educativos al estilo Schreber. Se dice que trató de llevar la educación de sus hijos de una manera diferente, no fue su única esposa y al parecer siempre permaneció ligado a un amor de juventud, se casó en otras dos ocasiones y estuvo, como habíamos dicho, muy vinculado en un tiempo, al movimiento psicoanalítico. La familia de Freud y la de Graf, están en un momento dado muy unidas, allí en el texto utiliza, no cualquier denominativo, sino el adjetivo hermosa, para referirse a la madre de Juanito. Freud está persuadido poco antes, de que el casamiento de Max Graf y Olga Hoenig será en evento que traerá felicidad a ambos; estima en el texto que el « pequeño Hans» gozó del beneficio de una educación clemente y adecuada, y considera que Olga Hoenig era una excelente madre. Los invita a la boda de uno de sus hijos, amén de visitarlos en casa. Graf está completamente de acuerdo con educar a Juanito con los principios del psiconálisis aplicado. Trata de no ejercer sobre el chico la menor coerción posible, los padres se portan extremadamente pacientes, se interesan en su charla, registran sus sueños y se entretienen en una permisividad amorosa. Hans es un dechado de perversiones, está enamorado de todos, más bien todas las personas a su alrededor, su madre, su padre, sus primas, las hijas de una familia amiga, su primo. El estilo psicoanalítico de educación no impidió que los Graf usaran un montón de estereotipos de la época victoriana y sus rezagos. Cuando a los tres y medio años, la madre encuentra tocándose a Hans, le dice que llamará al doctor para que le corte la colita. Ante la venida de la hermanita, que evidentemente estaba en la panza de mamá, no se les ocurre mejor idea que decir que se las ha traído la cigüeña. Sobre este asunto, Juanito aparece hasta más razonable que sus padres, al no tragarse demasiado el cuento. Es decisivo para comprender de nuevo la relaciones complejas de este material, la entrevista realizada en 1952 por Kurt Eissler a Max Graf, padre del "pequeño Hans". Conversación utilizada por Josiane Praz para develar el árbol genealógico y la trayectoria histórica vital de Juanito a través del tiempo, y textos que aparecen íntegros – junto a otros – en el número 10 de la revista argentina Fort Da (noviembre de 2008), enteramente dedicada al caso Juanito. También allí aparece reproducida la entrevista de Rizzo al pacientito, convertido en uno de los más exitosos escenógrafos de ópera de todos los tiempos. Texto ignorado o despreciado por Lacan en sus referencias al caso de análisis infantil que califica de un análisis exitoso. El caso Juanito también es importante porque completa un cuadro de reflexión psicopatológico sobre la histeria que nos hablaría de una división entre:
- Histeria Hipnoide. Hipótesis más bien atribuible a Breuer.
- Histeria de retención. Que se debería a la marca de un trauma y la imposibilidad de abreacción del afecto retenido (Caso Rosalía)
- Histeria de Defensa (que prácticamente hasta 1909, incluye a casi todas): Trauma más la imposibilidad de evocar representaciones susceptibles de provocar efectos displacenteros.
- Histeria de conversión. Con o sin angustia.
- Histeria de Angustia → neurosis fóbica.
De hecho, supone un desplazamiento de la teoría hasta un punto en que claramente se percibe que afecto y representación están separados y el afecto aparece como engañoso. Es lógico: está desplazado. El psicoanálisis así no atienderá al afecto como una marca de algo esencial. La complejidad aquí de la teoría psicoanalítica escapa a las fórmulas sencillas que han pasado a la cultura popular. El síntoma fóbico no es nunca un recuerdo traspuesto mecánicamente a un signo, sino una fantasía y un dispositivo que muestra aquello que aparece como reprimido: la relación con el Otro, su deseo y la represión. En el caso Juanito la madre finge que ella tiene hace pipí, y responde por la afirmativa ante la duda de Juanito que, sin embargo, apuntaba a la respuesta correcta. Los indicadores del gusto por la masturbación del hace – pipí, el enamoramiento hacia la niña en Gnumden, son no sólo efectos eróticos sino indicadores de que él desea poner su deseo en otro lugar que el materno. La madre no da a Hans un lugar fuera de sí misma, lugar al Nombre-del-Padre, que de lugar a la triangulación del Edipo. La mentira de que la madre tiene falo da lugar a una obsesión que gira en torno al falo imaginario de la madre. Da lugar a la verificación de una imagen delirante de completud de la madre por parte de Juanito que aparece en el relato del caso como la certificación de haber visto el pene de la madre. La mano que Hans pasa por el hace-pipí viene a recuperar la satisfacción que un día tuvo de la madre; la añoranza original parecería una evocación de la mano de mamá. En realidad es también, y en este sentido, el síntoma siempre tiene más de una interpretación, incluso contradictoria pero sostenible a par con su inversa debido a la lógica misma del inconsciente. Por otra parte, la introducción de un placer de órgano camina en dirección a un autoerotismo alcanzable sin la intervención de la madre, lo cual hablaría de una cierta evolución en el camino del desarrollo. El síntoma masturbación es un intento de alejamiento de la madre y llama la atención – en una educación con principios psicoanalíticos – el regaño materno hacia una conducta masturbatoria habitual a esa edad y la amenaza de castración no extraña asociada a la represión directa. Cómo después veremos, hay una relación directa entre esta conducta materna, el síntoma posterior y la histeria propia de la madre. Se trata de una mamá en extremo seductora que no parece tener ningún recato ante su bebé, pues se viste y desviste, especulamos que se baña enfrente de Juanito sin ningún pudor e incluso permite que duerma con él sin que medie ninguna distancia que establezca un límite que daría lugar a la Ley de prohibición al incesto. Porque Edipo significa normativización a la regla, intervención de un tercero y finalmente establecimiento de una pauta social con la cual aparece identificado el niño y que se volverá un ideal a respetar e imponer en sucesivas generaciones. Gracias al Edipo se establece una relación bien organizada entre el sujeto, el objeto de deseo y el otro. Para Freud, la fobia a los caballos, vinculada al término histeria de angustia, sería el desplazamiento de la amenaza a un objeto metonímico. Juanito ha fijado en el caballo, que hoy sería el equivalente de tener miedo a los automóviles en las calles, el temor a la castración del padre que aparecería como el elemento de corte temido ante la conducta incestuosa que aparece alimentada por la seducción de la madre. El síntoma fóbico parecería caer sobre Hans – según la lectura que hace de Lacan, Erik Porge[2] – en el momento en que las reglas del juego son perturbadas dónde debe asumir la integración simbólica de su sexo y agreguemos, la carencia propia y la necesidad del otro. Estas reglas son perturbadas porque en ese momento Hans se encuentra entrampado en una relación imaginaria, dual, con su madre, dentro de un juego intersubjetivo de velamiento/develamiento del falo de ésta. Los acontecimientos reales que perturban la introducción de un límite edipiano, son los primeros goces fálicos que agitan a Hans y el nacimiento de una pequeña hermanita: Anna. No se trata para Hans solamente del interrogante de tener un pene pequeño o grande, sino la introducción también de una pregunta fundamental de dónde vienen los niños, que implica interrogarse sobre el significante padre y la revelación de la insuficiencia de la madre para clonarse, por así decirlo, sin necesidad de un hombre. Confrontado a la revisión de su sistema simbólico, Hans se encuentra desconcertado. Por un lado su madre hace juicios despectivos sobre su sexo: no es más que una porquería. Por otro, la madre no renuncia a conservar a Hans como su pequeño apéndice que lleva a todas partes: al baño, al lecho…y esto a pesar de las intervenciones del padre que quedan sin efecto. De hecho, la fobia es cómo lo ha señalado Massota[3], un llamado al padre. Pensándolo a partir de Introducción teórica a las funciones del Psicoanálisis en Criminología [4] el crimen de la madre sería retener que ella no tiene hace-pipí, sustraer un objeto de saber en la historia familiar. El padre, está muy prendido al matriarcado con sus visitas dominicales a su propia madre, y no puede servir de soporte a una transformación del sistema simbólico de Hans. Lo que Hans demandaría a su papaíto es que actúe con cierta violencia, se pare como un hombre verdadero (con autoridad) y se enoje. Le prohíba seguir adelante en la relación imaginaria incestuosa con la madre. La aparición de la fobia infantil entonces, habría sido un llamado de atención que convoca a intervenir a la función paterna, al parecer en los casos de fobia – no sólo los que pueden calificarse de infantiles –, prevalecería un desplazamiento de la figura paterna hacia el elemento fóbico o la acción contrafóbica. No es una fórmula tan simple, porque la substitución del elemento reprimido por el fóbico no es directa, sino se realiza a través de múltiples transformaciones y en cierto modo el pequeño Juanito en su fobia, también expresa que ha convertido en objeto fetiche al caballo (es curioso, en este sentido, el regalo que le ofrece Freud antes del “tratamiento”, con ocasión de su tercer cumpleaños: un caballito mecedor). Él ha decidido que el sexo femenino, el de la madre que ha podido constatarse sin pene, tiene uno de todos modos. Pero ese pene que no ha existido nunca, ese objeto que se define por su ausencia, puesto que, evidentemente, no se lo ha visto nunca, es de hecho un objeto simbólico que falta y que sin embargo no puede faltar: el falo. La respuesta de la madre contradice algo que aparecería como una natural angustia de castración y le hace entrar en pánico. Si la madre tiene falo, es omnipotente a tal grado que es inútil escapar de ella. Él se queda a su lado. Hasta ahora habíamos pensado todo esto con Lacan y hasta Lacan, resumiendo nuestras conclusiones en el hecho de que el síntoma fóbico trata de reintruducir algo en el nivel del padre. El síntoma ha jugado un papel reparador en algo que está roto y que media entre lo imaginario y lo simbólico, tratando de introducir algo de lo real: la presencia de un padre y sus transmutaciones. Sin embargo, creo que conviene mediar un poco, estas afirmaciones con otras consideraciones y datos que cómo decía han ido apareciendo. Olga Hening y Max Graf se encuentran antes de 1900 cuando ella es paciente de Freud. Ésta le habla fascinada de un médico que la trata con un novísimo método, quien en un momento dado, ha decidido seguirla tratando a pesar de que ella no tiene dinero. Es una costumbre que tiene Freud y que es parte de lo que él considera su servicio social a la comunidad y que ya ha puesto en práctica con el Hombre de los Lobos. Ella le cuenta del método del psicoanálisis y él queda fascinado por su relato, hace que su mujer lo acerque a Freud, quien lo acoge inmediatamente en la Sociedad Psicológica de los Miércoles. Max Graf está realmente apasionado con el profesor y cómo crítico literario, se pone al servicio de su maestro para proporcionarle material sobre cómo pueden los escritores pasar del fantaseo creador a la escritura literaria. Con Freud, Graf[5] va a explorar la infancia de los escritores, proponiendo un método: hay que evitar, dice, basarse en una autobiografía, pues allí pudo actuar la represión que lleva a disfrazar el relato. Tampoco es conveniente convertirse en el biógrafo del artista, como Lombroso o los psicólogos franceses, "hurgadores de almas", quienes sólo ven en el escritor un tipo de criminal o de neurótico, un "degenerado superior". Propone, en cambio, partir de las obras, buscando en ellas los motivos poéticos que se repiten, lo que él llama los motivos personales. Los temas centrales de la obra revelan los mecanismos más secretos de la personalidad, "allí – dice –estamos en el centro del inconsciente. Allí conoce a Steckel, Silverer, David Bach, Ferenczi, que no le impresionan demasiado, pero sí a otros que le simpatizan: Adler y Jung. En otras palabras, los que no debieran agradarle para ser fiel a la causa del psicoanálisis. Se habla de diversos temas, llegando a analizarse a Nietzsche y a otros filósofos. Un día, todos se ponen a analizar a Freud, según las reglas del psicoanálisis que se han aprendido, aunque el resultado no es muy bueno, porque topa con la resistencia de Freud. Freud es una figura dominante en este escenario, es el padre primordial, generoso y a un tiempo implacable sobre las desviaciones. Interviene de manera decisiva en la vida de estos hombres sin que nada lo deba o pueda frenar. En un momento dado, Graf se le acerca para preguntarle si debe casarse con Olga, la paciente que le introdujo con él mismo y Freud contesta sin chistar: ¡Cásese. Lo que sucederá solamente es que usted encontrará placer! ¡Cómo entonces dudar de Freud! Max se casa de inmediato con ella y se dispone a vivir una vida feliz. Sólo que existe un pequeño problema, ella no ha vencido su inhibición hacia el sexo y lo considera degradante, algo de este asunto aparece en el material de Juanito. Freud visita frecuentemente la casa de los Graf, el mismo Herbert (Hans) le llega a evocar entre sus recuerdos como un personaje que llama la atención. La relación entre ambas familias llega a ser amistosa y cordial. En otro momento, Graf que es un hombre liberal y de avanzada, le pregunta a Freud si debe educar a su hijo como judío, la respuesta es enfática: Déjelo crecer como judío pues si los judíos son tan oprimidos que deben luchar tanto y producir el doble que los otros, usted le sacará a este chico mucho de esta energía. ¡¡Le hará bien dejándolo crecer como un judío!! Después de un año nuevamente visita al profesor y le dice que su matrimonio no anda. Ella sigue siendo histérica y rehúye también el contacto social, tan necesario para proyectar la carrera de Graf. Ella tiene 23 y él 27, le llega a romper sus trabajos escritos por envidia, y no tolera su éxito profesional incipiente, no le basta ser madre. No le bastará y en el fondo no le gusta ser mujer. Su hija pagará las consecuencias. El profesor se muestra sorprendido, en vista de lo cual él decide darse un tiempo más… en realidad se queda 18 años… por los hijos… cómo se dice en la jerga de las telenovelas. Dentro de la Sociedad de los Miércoles, Freud, exhorta a sus colegas a realizar el ejercicio de observar a los niños, para aportarle pruebas bien fundadas sobre sus tesis en relación de la sexualidad infantil, expuestas después con claridad en Tres ensayos de teoría sexual. Max Graf es de los más entusiastas y toma notas sobre todo lo que tiene que ver con la sexualidad del niño, para transmitirlo al maestro, que se había convertido en una persona de trascendental importancia en la familia. Desde las primeras anotaciones del padre, Juanito aparece muy preocupado por esa parte de su cuerpo que él llama su "hace pipí". Como Oscar Massota indica, en primerísimo lugar en el caso, se encuentra la teoría loca de la premisa universal del pene. Poco tiempo después, es que Juanito se pone mal, tiene los síntomas de neurosis que ya describimos. En parte porque desea darle un lugar a su padre frente al deseo materno, y también porque encarna el último de los regalos y de los más valiosos de Graf a Freud. Con éste caso podrá probar sus teorías, le lleva a su mismísimo hijo en un gesto que le asemeja al Abraham bíblico al que Jehová le pide sacrifique a su hijo. Con ese gesto, procura ganarse al profesor más allá de toda medida, no hay que olvidar que asiste a las reuniones del profesor de 1902 a 1912, son muchos años en la vida de alguien, y sólo prueban el lazo afectivo significativo tendido por lo menos de Graf hacia Freud. Llama la atención que no se escriba el caso en conjunto, pese a que la intervención del padre resulta esencial. Le alude Freud de diferentes maneras: "el padre", "un adherente cercano", "un alumno", "un analista principiante". Uno podría decir que es para proteger la identidad del niño y del padre, pero quizá no le hubiera molestado a Graf en absoluto, compartir créditos como alguna vez lo hizo Freud con Breuer, mejor aún Breuer con Freud. Eso no sucederá, y él no va a quejarse. La presencia del profesor no es nueva para Hans, y el sujeto supuesto al saber que está instalado en relación al profesor data de tiempo antes de la entrevista, en realidad Freud ha actuado como un Amo de tiempo atrás, determinando la vida familiar de los Graf y propiciando el nacimiento de los hijos. Un relato de Max[6] dice: Freud tenía un papel entusiasta en todos los acontecimientos familiares de mi casa; esto, a pesar de que yo era un hombre joven y Freud era ya de edad avanzada y sus cabellos maravillosamente negros comenzaban a encanecer. En ocasión del tercer cumpleaños de mi hijo, Freud le trajo de regalo un caballo de balanceo que por sí mismo llevó hasta arriba por los cuatro tramos de escalera que conducían a mi casa. Freud sabía cómo convivir con la gente; era una persona de sentimientos sociales. Su regla fundamental consistía en atender siempre, al menos, a un paciente sin compensación económica. Era su manera de hacer un bien social. Éste regalo mencionado, es niebla en su recuerdo, en dos declaraciones distintas, Max Graf sitúa en momentos diversos del tiempo el regalo. En el momento rememorado que citamos habla de que fue a los 3 años, en la entrevista con Eissler menciona que ese regalo fue dado a Freud a raíz de su curación, lo que situaría mucho después el objeto. Si el caballo fue regalado a los 3 años, no puede dejar de establecerse una relación entre éste y el objeto fóbico. Hans sabe lo mucho que su padre admira al profesor, cómo desea su reconocimiento y amor, en consecuencia también enferma, como una manera de complacerlo, de reivindicar la teoría freudiana y llevar a su padre a una posición de amor respecto del padre primordial. Nuestro admirado colega Juan Carlos Consentino[7], afirma que en relación con la aparición de su fobia, no hay en el historial del pequeño Hans un acontecimiento crítico que la explique, pasando por alto que la fobia puede ser también un gesto de amor, un regalo de Hans a su padre, para que éste lo de a su vez al doctor Freud. Por otro lado, si el caballo es ofrecido como regalo después de curada la fobia, resulta gracioso el gesto. Una especie de reforzamiento a su cura y de compensación por los servicios prestados a la causa psicoanalítica. La Sociedad Psicológica de los Miércoles se transforma en una institución, una sociedad en la que ocupa un papel principal Otto Rank quien se convierte en el favorito del profesor. Jung y Adler han sido expulsados del grupo desde hace tiempo, pues Freud no tolera combinaciones ni disidencias. En un momento dado Graf se le acerca a comentarle cómo está tratando de hacer la síntesis entre su pensamiento y el de Adler… el profesor le dice que tiene que escoger. Graf está desilusionado ahora. Ha sido despreciado por el padre de la horda primitiva quien se comporta implacable en su campaña a favor del psicoanálisis, cualquier persona pasa a segundo término. Amén de que Graf no es médico y el profesor admite ahora preferentemente médicos en su círculo de íntimos, pues piensa que es una manera de dar prestigio y salvaguardar el futuro del psicoanálisis. Los intereses de Graf, por otro lado le van separando cada vez más de Freud, escribe sobre música y el profesor tiene más bien un oído de piedra y poca cultura musical. El segundo embarazo de Olga la pequeña que aparece con el nombre de Hanna, sufre la histeria de la madre y el favoritismo de los padres por Juanito. Para nada aparece en el historial de Freud, que la pequeña Hanna ha sido dejada de lado por su madre desde su nacimiento. Según, Max Graf, su esposa estaba celosa de ella porque era una niña, y supone que probablemente hubiera querido un segundo niño: no vivió jamás en buena armonía con su hija. No se le concede una oportunidad de estudiar – muchas veces se ha hablado de la liberalidad de los padres pero ésta información contradice lo dicho – y ella decide casarse tempranamente con un ex soldado ruso. Que hace las veces de albañil y por su bella voz, encarrilada por Hanna, pasa a ser un escenógrafo operístico (¡La misma profesión del hermano!) Su vida sentimental es desastrosa, se divorcia. Se busca luego otro hombre y termina suicidándose años más tarde, repitiendo la misma historia fatídica de la familia de la madre. Hans visita al profesor, pues descubre unos papeles del padre que aluden a su caso. Max Graf ya no tiene por entonces relación con Freud, pero encamina a su hijo al consultorio de Freud para que se muestre cuando entra en el mundo artístico en 1918, satisfecho en lo que respecta a la evolución de su hijo, el profesor se muestra muy interesado constatando el éxito de este tratamiento. Freud había hecho una broma respecto al futuro del niño, había dicho que alguna vez trabajaría en una caballeriza. El chico es muy inquieto y está totalmente volcado a la música desde edad temprana. Freud lo ve sano, fuerte, y resulta la comprobación no sólo de la teoría psicoanalítica, sino de la práctica. En realidad puede conjeturarse que Max lo envía también para decirle a Freud que él ha hecho el papel de buen padre (eso que es tan difícil de hacer) y que el hijo no va a trabajar con la caca de los caballos, sino que ha seguido, y luego superará sus pasos, en relación a la música. El éxito terapéutico evocado merece ser visto con más cuidado de cerca. Max Graf, en 1952, declara a Kurt Eissler que tendría muchas cosas para decir sobre su hijo adulto, cosas que no entrarían ciertamente en el esquema de la normalidad. Pero deja en el misterio ese lado oscuro de su sexualidad, no quieriendo decir de eso más sin el permiso de su hijo, siendo muy buena la relación entre ellos. Como Max Graf temía que sus declaraciones se hicieran públicas, todo lo que sin embargo aceptó decir, es que, cuando Herbert Graf leyó el relato de su caso, eso le dio una fuerte impresión y le agradeció haber tomado en sus manos su caso ¿En vista de qué? No sabemos. Jacques Lacan, en su seminario IV, del año 1956-57, tras un cuidadoso trabajo de lectura del texto freudiano, sentenciará que en el porvenir de Hans avizoraba una posición heterosexual pasivizada, poco viril, asegurando que en el destino de este niño veía dibujarse un caballero identificado al ideal materno y carente de padre, tal como arroja en ciertas palabras brutalmente irónicas: un estilo no ajeno a nuestra época, el de la generación de los años 1945, esa gente encantadora que espera que las iniciativas vengan del otro lado, esperan, por decirlo todo, que a ellos les quiten los pantalones. Alguien dijo aquí ayer en este escenario, que la figura del hombre y del padre, no son ahora trágicas según afirma Lacan, sino que el hombre es hoy diferente frente a otro tipo de mujeres. Todo esto me parece una repetición banal de la teoría lacaniana en todo caso. La figura del hombre y del padre siempre tendrá algo de trágica e imposible de sostener. Volviendo a este caso en su seminario de 1968-1969, titulado De un otro al Otro, Lacan evoca la curación proclamada por Freud, y se pregunta: ...Juanito ya no tiene miedo a los caballos, ¿y después? No es seguro que ese Hans fuera totalmente carente de padre. Es evidente el gran amor que profesa por él, a pesar o precisamente porque su estilo no es el de un amo implacable. Sí es verdad que el deseo de la madre inunda las cámaras de flotación de su barco, pero el destino le llevará a convertirse en un musicólogo y escenógrafo de ópera como no se había conocido antes y a acceder a la función paterna a diferencia de cierto paciente de Freud que responde al nombre de Sergei Pankejeff. Se casa dos veces, la primera en 1927 con Liselotte Austeritz, con quien tuvo un primer hijo, ella fue también entrevistada por Eissler y se refirió a la madre de Herbert como una enferma mental grave que era evitada por su hijo y que nunca lo aconsejaba bien, enemiga acérrima de Freud y partidaria de Adler, con quien mantuvo un vínculo amistoso después de que éste fuera expulsado del círculo de Freud. Liselotte termina suicidándose. Y la segunda con Margrit Thuering, con quien vivió en Suiza y mantuvo probablemente una relación mucho más estable y menos conflictiva que con su primer pareja. De dicha relación nació su segunda hija, de nombre Ann-Kathrin Graf, cuando él ya contaba con 63 años y luego de haber asumido como director general del Zurich Opera y del Gran Theatre de Ginebra, siendo a esa altura de su vida un reconocido productor y director de escena en el mundo de la Opera, tras 30 años de trabajar en el prestigioso Metropolitan de New York, de tener publicados tres libros sobre su especialización y una exitosa carrera profesional que lo llevó a compartir escenarios con grandes cantantes como Maria Callas, Mario Lanza, Marian Anderson, o Reri Grist, y de haber tenido a su cargo la dirección escénica de memorables obras clásicas como Otelo, Don Giovanni, y Las bodas de Fígaro, además de dirigir a muchísimos de los más renombrados músicos del siglo XX y formar una fundación que le sobrevive. Su hija Ann-Kathrin que apenas le conoció, pues él murió cuando apenas ella tenía 6 años, le recuerda inclinado sobre su escritorio, trabajando, afanado en preparar el montaje de una obra.
[1] Praz Josaine. El "pequeño Hans" y su familia: datos históricos y biográficos. Revista Fort – Da. No. 10. Noviembre de 2008.
[2] Del desplazamiento al síntoma fóbico. Idem.
[3] Juanito: una llamada al padre. Oscar Masotta. Idem
[4] Ornelas Cristal. El caso Freud desde Freud y Lacan. Carta Psicoanalítica. No. 8. Marzo de 2006.
[5] Gauthron Martine. Max Graf, go-between entre Freud y Hans. Idem.
[6] Conviene leer a conciencia todos los artículos del Número 10 de Fort – Da.
[7] Cosentino Juan Carlos El pequeño Hans. Revista Fort – Da. No. 10. Noviembre de 2008.
Imagen de: Fort-Da. Revista de psicoanálisis de niños.